https://doi.org/10.35381/r.k.v10i20.4634

 

Componentes esenciales de las competencias socioemocionales en educación ante los desafíos de la sociedad actual

 

Essential components of social-emotional competencies in education in the face of the challenges of today's society

 

 

Marley Gómez-Martínez

marleygomezm@gmail.com

Institución Educativa Diosa Chia, Chia, Cundinamarca

Colombia

https://orcid.org/0009-0007-0656-9029

 

 

 

 

 

 

Recepción: 12 de marzo 2025

Revisado: 17 de mayo 2025

Aprobación: 28 de junio 2025

Publicado: 01 de julio 2025

 

 

 

 


 

RESUMEN

El propósito del artículo fue resignificar los componentes esenciales de las competencias socioemocionales en educación ante los desafíos de la sociedad actual. Metodológicamente, el estudio se sustentó en un análisis documental y la técnica consistió en la revisión bibliográfica de bases de datos especializadas, tales como: Scopus, SciELO, Redalyc y ERIC entre los años 2019 al 2025. Como resultado, se pudo constatar que el autoconocimiento, la autorregulación, la empatía, las habilidades sociales y la toma de decisiones responsables, han sido componentes esenciales por incorporar en el currículo educativo para atender a los desafíos plantados por los cambios, dinámicas, influencia social, cultural e incluso emocional; siendo este último el aspecto relevante para gestionar el alcance de las metas. Por ende, se concluyó que las relaciones saludables entre docentes y estudiantes podría promover un equilibrio entre las competencias sociales, académicas y emocionales como base para el desarrollo integral.

 

Descriptores: Competencias socioemocionales; educación; desafíos educativos. (Tesauro UNESCO).

 

 

 

ABSTRACT

The purpose of the article was to redefine the essential components of socioemotional competencies in education in the face of the challenges of today's society. Methodologically, the study was based on a documentary analysis and the technique consisted of a bibliographic review of specialized databases such as Scopus, SciELO, Redalyc and ERIC between 2019 and 2025. As a result, it was found that self-knowledge, self-regulation, empathy, social skills and responsible decision making have been essential components to be incorporated into the educational curriculum to meet the challenges posed by changes, dynamics, social, cultural and even emotional influence; the latter being the relevant aspect to manage the achievement of goals. Therefore, it was concluded that healthy relationships between teachers and students could promote a balance between social, academic, and emotional competencies as a basis for integral development.

 

Descriptors: Social-emotional competencies; education; educational challenges (UNESCO Thesaurus).

 

 

 


INTRODUCCIÓN

Las competencias socioemocionales han empezado a ser consideradas en los espacios educativos de manera paulatina, como aspecto que contribuye al desarrollo integral de los estudiantes desde su niñez (Jeong et al., 2021; Meléndez, 2025), a fin de enriquecer los procesos formativos a partir de la sana convivencia, por cuanto ayuda a gestionar emociones, establecer relaciones interpersonales sanas y tomar decisiones responsables. Estas competencias abarcan aspectos cognitivos, emocionales y sociales; los cuales, son fundamentales para el desarrollo personal, el aprendizaje, el bienestar emocional y el desarrollo de la responsabilidad social de los estudiantes (Castro & Isea, 2019; Durlak, Mahoney & Boyle, 2022; Acosta, 2024).

En tal sentido, se desarrolla el presente artículo con el propósito de resignificarlos componentes esenciales de las competencias socioemocionales en educación ante los desafíos de la sociedad actual, desde una perspectiva amplia en la que se considera no sólo el mejoramiento de los procesos educativos, sino también el ambiente de aprendizaje para volverlo más armonioso (Durlak et al., 2022; Meléndez, 2025).

Por cuanto, no sólo es útil en el ámbito académico; sino que también, proporciona herramientas para desenvolverse en situaciones de la vida cotidiana; lo cual, es necesario ante la complejidad de un mundo en constante cambio en el que se amerita de la capacidad para adaptarse a nuevas circunstancias; así como, lograr la socialización, la colaboración del trabajo en equipo e incluso comunicación efectiva (Jolay, Duran, Purizaca & Mora, 2023). Es por ello por lo que, a continuación, se resalta el requerimiento de incluir de manera explícita, clara y directa la gestión de las emociones desde la misma importancia que se asume la enseñanza de las ciencias o de cualquier área.

Aunado a ello, se precisa la inclusión de la emoción durante las distintas actividades que se promueven en el aula o proyectos de cualquier tema, por cuanto es coherente y necesario para promover el trabajo en equipo, el respeto, la inclusión y la atención a la diversidad, al objeto de formar estudiantes seguros de sí mismos, con empatía y habilidad para comunicar lo que piensan, sienten o aprenden (Sepideh, 2024; Rojas, Ruiz, & Díaz, 2024; Sánchez, Gama, Ortíz, & Sánchez, 2021). En simultáneo, se persigue enriquecer la práctica docente desde la capacitación continua para la integración adecuada de las competencias socioemocionales en la enseñanza, acompañando los avances y destrezas evaluativas desde la constante retroalimentación.

Tomando en consideración todo lo expuesto, se propuso como propósito resignificar los componentes esenciales de las competencias socioemocionales en educación ante los desafíos de la sociedad actual, lo cual derivó de un análisis documental de estudios previos que permitieron enriquecer lo emergido de cada uno de ellos.

 

MÉTODO

La metodología que orientó el presente artículo se desarrolló bajo un enfoque cualitativo, dado que se fundamentó en el análisis, comprensión e interpretación de la información disponible sobre las competencias socioemocionales en el ámbito educativo. Se adoptó un diseño documental, caracterizado por la revisión sistemática y el análisis crítico de fuentes académicas, las cuales se exploraron mediante una búsqueda bibliográfica relacionada con los componentes esenciales de las competencias socioemocionales en educación ante los desafíos de la sociedad actual. Para ello, se consideró el planteamiento de Page et al. (2020), cuya estrategia facilitó la búsqueda, organización y análisis de la literatura existente en torno al tema. Los datos indagados se estructuraron de manera clara y coherente, indicando que, las competencias socioemocionales son fundamentales para el desarrollo integral del estudiante y su éxito en múltiples dimensiones de la vida (Acosta, 2024; Jolay et al., 2023; Alonso, 2024).

 

 

En tal sentido, se empleó como técnica de recolección la búsqueda bibliográfica avanzada utilizando combinaciones de palabras clave como: competencias socioemocionales, educación, desafíos sociales, habilidades blandas, aprendizaje socioemocional. Entre los instrumentos, se emplearon matrices de registro y categorización de información, las cuales permitieron clasificar y sintetizar los hallazgos relevantes.

 

Como criterios de inclusión, se establecieron los siguientes:

·          Publicaciones entre 2019 al 2025.

·          Estudios que abordaran competencias socioemocionales en el contexto educativo.

·          Artículos con respaldo académico.

·          Investigaciones que consideraran los retos actuales de la sociedad (globalización, autoconocimiento, empatía, autorregulación u otros).

 

Para los criterios de exclusión, se consideraron los siguientes:

·          Publicaciones sin respaldo académico o institucional.

·          Fuentes anteriores a 2019, salvo que se tratara de referencias teóricas fundamentales.

·          Documentos que abordaran las competencias socioemocionales en contextos no educativos.

 

RESULTADOS

Las competencias socioemocionales han adquirido un papel fundamental en el ámbito educativo, ante los aportes proporcionados para el desarrollo integral, ya que no solo facilita el aprendizaje académico; sino también influyen en la convivencia, el bienestar emocional y la preparación para enfrentar los desafíos de la vida desde la infancia (Durlak et al., 2022; Jeong et al., 2021; UNESCO, 2024; Acosta, 2024; Jolay et al., 2023). De allí que, las competencias socioemocionales son consideradas un proceso de capacitación que comienza desde la infancia hasta los adultos; por lo cual, se puede destacar que, en los últimos años, ha crecido la consideración de la inteligencia emocional en el ámbito educativo, por cuanto ha contribuido a mejorar las habilidades sociales y emocionales a nivel individual para el desenvolvimiento del ser dentro en la sociedad (Castro & Isea, 2019; Rahimi et al., 2022; Sánchez et al., 2021).

Esta aseveración es consistente con la referencia de Lozano et al., (2022) quienes describen las competencias socioemocionales como las habilidades para expresar sentimientos, admitir críticas e interactuar, a fin de fomentar el trabajo en equipo. Por lo que es pertinente destacar que se requiere de docentes con disposición a relacionarse afectivamente con los estudiantes, como parte de un desafío tanto personal como emocional para, de esa manera, llegar a ser conscientes de las respuestas emocionales propias y de los estudiantes y así, en función de ello, actuar alineados con sus valores profesionales (Isea, Infante, Romero & Comas, 2024). En ese marco, las competencias socioemocionales pueden resignificarse desde los siguientes componentes esenciales resaltados en la figura 1.


                                        

 

Figura 1. Componentes esenciales de las competencias socioemocionales en educación.

Fuente: Adaptación de Bisquerra (2019).

 

 

 

 

DISCUSIÓN

De acuerdo con la figura 1, se procede a explicar cada uno de los componentes esenciales de las competencias socioemocionales ante los desafíos de la sociedad actual.

Autoconocimiento: Este componente implica la capacidad de reconocer y entender las propias emociones, pensamientos y valores para, de esa manera, fomentar el autoconocimiento requerido a fin de identificar las fortalezas y debilidades que se poseen; a su vez, facilita el manejo adecuado de situaciones personales y académicas (Isea et al., 2024; Fernández & Guevara, 2022; Ramos et al., 2025).

Cabe agregar que el autoconocimiento es la base de la inteligencia emocional y permite a los individuos reconocer emociones propias, entender motivaciones y valorar tanto las fortalezas como las debilidades, lo cual, desde el contexto educativo, significa la capacidad de identificarse y reflexionar sobre las emociones para, de ese modo, gestionar asertivamente el estrés y establecer relaciones saludables tanto con las personas del entorno como del ámbito educativo: compañeros de clase, docentes, coordinadores, padres y representantes; lo que es necesario para lograr armonía en un entorno donde las interacciones sociales son constantes (Castro & Isea, 2019; Hurtado, Villa, Caicedo & Isea, 2024; Reynoso, Ibarra, & Portillo, 2023).

Asimismo, es menester acotar que el conocimiento propio es crucial para identificar y cultivar las virtudes personales, lo que facilita la resiliencia frente a adversidades académicas y emocionales, las cuales son necesarias porque un estudiante consciente de sus propias capacidades y limitaciones está en una mejor posición para enfrentar los desafíos que se le presentan en el proceso educativo (Rojas et al., 2024).

Por otra parte, de manera específica, en el ámbito educativo, se enfatiza que el autoconocimiento no solo lleva a una mejora en la autoestima de los estudiantes, sino también promueve el aprendizaje autorregulado, en la medida en la cual los estudiantes comprenden las maneras de aprender, seleccionan estrategias adecuadas para reaccionar ante diferentes situaciones académicas desde una actitud proactiva hacia las actividades propuestas en la institución educativa (Durlak et al., 2022; Arana & Mestre, 2022; Rojas et al., 2024; Ramos et al., 2025). Se agrega con ello, la importancia de la metacognición, implicando la reflexión sobre los propios procesos de pensamiento que se fortalecen desde el autoconocimiento (Ossa, Vásquez, & Lagos, 2023).

Al respecto, el autoconocimiento está intrínsecamente ligado a la empatía. Al comprender sus propias emociones, los estudiantes pueden desarrollar una mayor sensibilidad hacia las emociones de los demás, lo que fomenta un ambiente de aprendizaje colaborativo y solidario (Durlak et al., 2022; Rojas et al., 2024). La empatía constituye una habilidad crítica en la educación, ya que promueve una cultura de respeto y comprensión en la cual los estudiantes se sienten seguros y valorados (Alonso, 2024).

De igual manera, es importante mencionar que el contexto cultural y socioeconómico también juegan un papel significativo en el desarrollo del autoconocimiento (Acosta, 2024). Según las investigaciones realizadas por Jolay et al. (2023); Arana & Mestre (2022); Sánchez et al., (2021); Rojas et al., (2023) y la UNESCO (2024), las experiencias de vida de los estudiantes, así como su entorno familiar, influyen en la manera de percibir y desarrollar el autoconocimiento y sus demás emociones.

Por otra parte, se resalta la necesidad de incorporar la enseñanza del autoconocimiento en currículos socioemocionales, para así, fomentar la autoevaluación y la reflexión crítica, como herramientas necesarias para el aprendizaje autónomo, la participación en las prácticas pedagógicas orientadas al enriquecimiento del ambiente escolar y la mejora de los resultados académicos (Rojas et al., 2024).

Por tal razón, es esencial que los educadores consideren fortalecer esta habilidad en sus alumnos desde una perspectiva dinámica, con metodologías activas que impulsen la reflexión, el feedback entre pares y la autoevaluación como medios valiosos para profundizar el autoconocimiento. Para tal fin, es imprescindible crear espacios seguros donde los estudiantes sientan comodidad y expresen sus pensamientos y emociones cruciales para fomentar un autoconocimiento efectivo (Rojas et al., 2024).

En general, el autoconocimiento constituye un componente clave del desarrollo socioemocional en la educación contemporánea; por ello, es fundamental que tanto educadores como instituciones educativas lo integren en sus enfoques pedagógicos, promoviendo así un entorno que no solo valore el rendimiento académico, sino también el crecimiento personal y emocional de cada estudiante en cada etapa de su vida, iniciando desde su infancia (Jeong et al., 2021; Sepideh, 2024; Acosta, 2024; Jolay et al., 2023; Alonso, 2024).

Autorregulación: hace referencia a la habilidad de gestionar las propias emociones y comportamientos, especialmente en situaciones de estrés o conflicto, en las que se puede llegar a controlar impulsos, establecer metas realistas y perseverar ante desafíos; por tanto, se refiere a la capacidad de gestionar  emociones, pensamientos y comportamientos; lo que permite a los individuos tomar control sobre sus emociones y comportamientos, estableciendo metas personales y evaluando las acciones para alcanzarlas (Reynoso et al., 2023; Ramos et al., 2025).

Desde esta perspectiva, la autorregulación es una habilidad clave que permite a los estudiantes enfrentarse a desafíos académicos y emocionales, facilitando el aprendizaje efectivo y la adaptación a diferentes contextos (Rojas et al., 2024; Ramos et al., 2025); en torno a ello, Durlak et al., (2022) argumentan que los estudiantes que desarrollan habilidades de autorregulación tienden a mostrar mayor motivación y persistencia en sus estudios, lo que se traduce en un aprendizaje más profundo y significativo, donde los alumnos se convierten en protagonistas de su propio proceso educativo, al permitir el manejo del estrés y la ansiedad, como factores que pueden interferir significativamente con el aprendizaje (Reynoso et al., 2023; Ramos et al., 2025).

En este sentido, Rojas et al., 2024) destacan que los estudiantes pueden implementar estrategias de autorregulación, la toma de decisiones, el control de las emociones, entre otras, a fin de experimentar una disminución en los niveles de estrés e incrementar su rendimiento académico. Ante ello, autores como Durlak et al., (2022); Alonso, 202; Arana & Mestre (2024); Reynoso et al. (2023), resaltan que la implementación de programas de educación socioemocional, donde se incluye la autorregulación, contribuye a fomentar un ambiente escolar positivo (Ramos et al., 2025).

En este respecto, la autorregulación actúa como un mediador clave en el desarrollo de la resiliencia, lo que sugiere que favorecer estas habilidades podría ser esencial en la educación contemporánea, desde la consideración de la metacognición para la reflexión propia, el establecimiento de metas para orientar las acciones, estrategias para el manejo de las emociones hasta una retroalimentación constructiva que permita realizar los ajustes necesarios en pro de la mejora continua (Acosta, 2024; Alonso, 2024; Arana & Mestre, 2022; Sánchez et al., 2021; Ossa et al., 2023).

La autorregulación se presenta como un componente crítico en el desarrollo socioemocional de los estudiantes, ofreciendo herramientas que les permiten gestionar de manera efectiva sus emociones y comportamientos en el entorno educativo (Jeong et al., 2021; Ramos et al., 2025). Las investigaciones recientes demuestran su impacto positivo, tanto en el rendimiento académico como en el bienestar emocional, enfatizando la necesidad de integrarla en las prácticas pedagógicas. De cara al futuro, es imperativo que educadores y responsables de políticas educativas continúen explorando y promoviendo estrategias que favorezcan la autorregulación, garantizando así una formación integral para los estudiantes e inclusive docentes (Sepideh, 2024; Arana & Mestre, 2022; Calderón, 2024).

Empatía: asociada a la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprendiendo sus emociones y perspectivas; siendo una competencia requerida para fomentar relaciones interpersonales saludables, ya que promueve el respeto, la tolerancia y la cooperación entre los estudiantes (Hurtado et al., 2024; Meléndez, 2025). La empatía forma parte de las competencias emocionales que permiten a los individuos desarrollar relaciones más significativas y efectivas; por tal razón, es necesaria en el contexto escolar donde las interacciones sociales son constantes para promover el bienestar integral de los estudiantes (Castro & Isea, 2019; Sepideh, 2024; Meléndez, 2025).

En el contexto tecnológico actual, Fernández & Guevara (2022), resaltan la necesidad de emplear las TICS para la práctica de la empatía a través de la comunicación digital, pero equilibrando las interacciones en línea con relaciones cara a cara que fomenten la empatía y la comprensión mutua.

A lo anterior, se añade que muchos educadores carecen de las herramientas necesarias para enseñar y modelar la empatía, lo que limita la efectividad de los programas de ESE. Por lo tanto, invertir en la capacitación docente es crucial para garantizar que la empatía sea un componente central en la educación. Con relación a ello, se sugiere que, para promover la empatía de manera efectiva, es fundamental tener en cuenta las diferentes perspectivas y experiencias culturales de los estudiantes. Por tal razón, es necesario fomentar un ambiente de respeto y apertura hacia la diversidad, al objeto de enriquecer la práctica empática y de formar ciudadanos más conscientes y tolerantes (Sepideh, 2024).

Habilidades sociales: incluyen una variedad de habilidades interpersonales, como la comunicación efectiva, la resolución de conflictos y el trabajo en equipo; las cuales, son necesarias para interactuar de manera constructiva en función de lograr un clima escolar positivo (Castro & Isea, 2019). Las habilidades sociales son conjuntos de comportamientos y actitudes que permiten a los individuos interactuar adecuadamente con los demás y resolver conflictos de forma efectiva (Sánchez et al., 2021). Estas habilidades incluyen la comunicación, la empatía, el trabajo en equipo y la resolución de problemas, entre otras, que resultan importantes y necesarias no sólo para el éxito académico; sino también para la calidad de las relaciones interpersonales y el bienestar emocional.

El Informe Mundial de la UNESCO (2024) sobre el aprendizaje social y emocional en el contexto educativo, enfatiza que la educación debe ir más allá de la mera transmisión de conocimientos, integrando el desarrollo de habilidades socioemocionales como parte esencial del aprendizaje, siendo evidente el reflejo de una tendencia creciente en el ámbito educativo que busca incorporar un enfoque holístico en la enseñanza, donde las habilidades sociales ocupan un lugar central para el bienestar emocional y social de los estudiantes (Castro & Isea, 2019; Durlak et al., 2022; Jeong et al., 2021; Acosta, 2024; Alonso, 2024).

Toma de decisiones sociales: consideradas necesarias porque apoyan el proceso para tomar decisiones informadas y éticas desde la valoración de las consecuencias de las acciones, teniendo en cuenta distintos puntos de vista, actuando con integridad; por lo que contribuye en la formación de ciudadanos con valores éticos y sociales (Isea et al., 2024; Calderón, 2024).

La toma de decisiones es un componente que integra habilidades críticas y éticas necesarias para la vida cotidiana; este proceso implica, considerar las consecuencias de las acciones y elegir opciones que favorezcan el bienestar propio y el de los demás (Isea et al., 2024; Jolay et al., 2023). Según el marco de competencias socioemocionales propuesto por el Foro Económico Mundial (2020), enseñar a los estudiantes a evaluar situaciones y tomar decisiones informadas es esencial para su preparación ante dilemas morales y sociales; sugiriendo para ello, estrategias como el análisis de casos y la reflexión grupal que pueden ser utilizadas para fomentar esta habilidad en el contexto escolar (Isea et al., 2024; Arana & Mestre, 2022; Meléndez, 2025).

 

CONCLUSIONES

El autoconocimiento constituye un componente clave del desarrollo socioemocional en la educación contemporánea; por ello, es fundamental que tanto educadores como instituciones educativas integren el autoconocimiento en sus enfoques pedagógicos, promoviendo así un entorno que no solo valore el rendimiento académico, sino también el crecimiento personal y emocional de cada estudiante desde su niñez (Jeong et al., 2021; Sepideh, 2024; Alonso, 2024).

En este marco, la autorregulación se presenta como un componente crítico en el desarrollo socioemocional de los estudiantes, ofreciendo herramientas que les permiten gestionar de manera efectiva sus emociones y comportamientos en el entorno educativo; por tal razón, es necesario fomentar un ambiente de respeto y apertura hacia la diversidad, ya que esto ayuda a enriquecer la práctica empática y a formar ciudadanos más conscientes y tolerantes

De este modo, las habilidades sociales son consideradas junto a la variedad de habilidades interpersonales como: la comunicación efectiva, la resolución de conflictos con responsabilidad y el trabajo en equipo para la interacción constructiva, en función de lograr un clima escolar positivo (Castro & Isea, 2019; Sánchez et al., 2021), donde a su vez, se promueva la toma de decisiones desde la integración de habilidades críticas y éticas necesarias para la vida cotidiana. Este proceso implica, considerar las consecuencias de las acciones y elegir opciones que favorezcan el bienestar propio y el de los demás (Isea et al., 2024; Jolay et al., 2023).

En general, las competencias socioemocionales son fundamentales para el desarrollo integral de los estudiantes y deben ser una prioridad en la educación contemporánea. Al fomentar el autoconocimiento, la autorregulación, la empatía, las habilidades sociales y la toma de decisiones responsables, se contribuye a la formación de individuos no solo competentes en lo académico, sino también preparados para afrontar los retos de la vida cotidiana en pro de su participación en la sociedad (Calderón, 2024; Sánchez et al., 2021; Meléndez, 2025; Isea et al., 2024). Por esta razón, se considera necesaria la integración de estas competencias en el currículo educativo como tarea esencial para atender los desafíos de la sociedad actual, la cual demanda un compromiso de todos los actores involucrados: educadores, estudiantes, padres y la comunidad en general (Acosta, 2024; Jolay et al., 2023; Alonso, 2024).

Por cuanto, las competencias socioemocionales son fundamentales para el desarrollo integral del estudiante en los distintos ámbitos o contextos de la vida en los que se desenvuelve (Jeong et al., 2021; Acosta, 2024; Jolay et al., 2023; Meléndez, 2025), es imperativo que educadores y responsables de políticas educativas prioricen la enseñanza y el fomento de las competencias socioemocionales, diseñando programas que integren estas habilidades y preparen a los estudiantes para enfrentar los retos actuales (Sánchez et al., 2021; Meléndez, 2025).

Desde esa perspectiva, tanto docentes como estudiantes requieren desenvolverse en espacios agradables donde puedan desarrollar armónicamente su jornada, fomentando relaciones saludables en un espacio donde se sientan valorados y comprendidos, generándose, de este modo, un contexto ajustado a las dinámicas diversas y cambiantes de la sociedad en lo económico, cultural, social y educativo (Castro & Isea, 2019; Hurtado et al., 2024).

 

FINANCIAMIENTO

No monetario.

 

AGRADECIMIENTOS

Gracias a quienes brindaron sus aportes a la presente investigación, por cuanto enriquecieron el tema abordado de forma significativa.

 

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