http://dx.doi.org/10.35381/r.k.v4i8.299
Gestión Estratégica
como Plataforma Impulsora del Capital Social en las Pymes
Strategic
Management as an Impulse Platform for Social Capital in SMEs
Walter
Bermudez
walterbeme@hotmail.es
Universidad
del Atlántico
Colombia
https://orcid.org/0000-0003-4380-4247
Luis
Urueta
luismariano71119@gmail.com
Universidad
del Atlántico
Colombia
https://orcid.org/0000-0003-22782448
RESUMEN
El propósito
general de este estudio analizar la gestión estratégica como plataforma
impulsora del capital social en las pymes. La investigación se enmarca con un
enfoque pospositivista de corte cualitativa, bajo un paradigma fenomenológico
hermenéutico, se basa en la recopilación de los fundamentos de diversos autores
tales como Portes (2009), Francés (2008), George y Jones (2010). La información
fue recabada mediante las técnicas de observación directa y entrevistas
cualitativas. A efectos de la muestra se tomaron (4) sujetos. De manera
conclusiva se manifiesta que las Pymes son conscientes de que la inversión en
el capital social les genera un alto valor agregado, de la mano con el trabajo
social y el fortalecimiento de la formación en su talento humano, requiriendo
orientar sus esfuerzos hacia la concepción, desarrollo e evaluación de metas
empresariales compatibles con los tres vértices del desarrollo sostenible que
son el valor social, económico y medioambiental.
Descriptores:
Gestión Estratégica; Plataforma Impulsora; Capital Social; Pymes.
ABSTRACT
The general purpose of this study is to analyze
strategic management as a driving platform for social capital in SMEs. The
research is framed with a qualitative postpositivist approach, under a
hermeneutical phenomenological paradigm, based on the compilation of the
foundations of various authors such as Portes (2009), French (2008), George and
Jones (2010). The information was collected through direct observation
techniques and qualitative interviews. For the purposes of the sample, (4)
subjects were taken. In a conclusive way it is stated that SMEs are aware that
investment in social capital generates a high added value, hand in hand with
social work and the strengthening of training in their human talent, requiring
to direct their efforts towards conception, development and evaluation of
business goals compatible with the three vertices of sustainable development
that are social, economic and environmental value.
Descriptors: Strategic Management; Impulsora
Platform; Social Capital; SMEs.
Recibido: 15 de marzo del 2019
Aprobado: 1 de mayo
del 2019
INTRODUCCIÓN
El contexto de las PYMES está cambiando vertiginosamente
esto causa efectos colaterales en su gestión, viéndose exigidas a adecuarse a
nuevas formas de realizar el trabajo y adaptarse a las características sociales
del entorno, para enfrentar las eventuales amenazas que este les ofrece. Debido
a lo anterior, se puede presumir la falta de estrategias las cuales hagan
sustentable el desarrollo de las PYMES, coherente con la misión, visión y
principios estratégicos planteados en su nacimiento como empresa.
Por ende, se puede creer que las PYMES son una
organización social, donde cada miembro interactúa constantemente con los
demás, pudiéndose generar mayor cohesión y conexión entre sus miembros, esto
logra un mayor desarrollo, aunado con la cultura y el ambiente, esto se
convierte en un reforzador importante para el impulso de acciones de cara a
alcanzar propósitos.
Es una realidad que, las pequeñas y medianas empresas,
PYMES, se encuentran sumergidas en diversos procesos de trasformación
socioculturales, cambios en el mercado y complejidad que obedecen a la
globalización, a las tecnologías, la diversidad social y las políticas
económicas, las cuales emergen como repuestas a estas situaciones, al mismo
tiempo, a esta realidad se pueden sumar, la inestabilidad económica y los
diferentes factores de seguridad que impactan en estas. En tal sentido, las
pequeñas y medianas empresas (PYMES) desarrollan sus acciones en un ambiente de
constante cambio, con una fuerte injerencia de la naturaleza social del
contexto, obligando desde esta perspectiva a aprovechar al máximo el componente
social para adoptar una posición estratégica.
Por consiguiente, las PYMES necesitan aprovechar para su
direccionamiento estratégico variables que se ajusten más a la estructura
social, por cuanto con ello se alcanza un desarrollo empresarial, así como el
desarrollo económico, interviniendo la cultura, subcultura y los grupos
sociales a los que pertenece o se relaciona un individuo como factor
determinante de su comportamiento económico, pudiendo ser concluyente para este
propósito.
Ante este escenario, se valdría considerar este capital
la base organizacional que promueve la gestión estratégica como un estilo de
dirección acorde para manejar adecuadamente los recursos, la tecnología y el
talento humano, en miras de lograr la eficiencia así como la eficacia, es
decir, las PYMES podrían responder con eficiencia a las exigencia del entorno,
asimismo con eficacia a la producción de productos que permitan satisfacer
necesidades en los mercados de los cuales se esté inmerso.
En tal sentido, una gestión estratégica fundamentada
en el capital social lograría que las
PYMES alcanzarán mayor nivel de competitividad en el mercado, a la vez más
sostenibilidad, donde la colectividad del talento humano facilita tal resultado
cuando se presenta una plataforma social compacta y altamente motivada, de lo
contrario, lo más probable es que se presenten serias complicaciones para
responder a las necesidades del mercado así como a las expectativas de los
accionistas, afectando notoriamente la finanzas de la empresa, además de los
aspectos sociales de unidad.
Tomando en consideración lo planteado con anterioridad se
podría decir que la investigación plantea una gestión estratégica más humana
que formule acciones encaminada a reforzar vínculos de unión, para concebir un
ambiente adecuado de trabajo y fortalecer al capital social, generando un
impacto positivo en la ejecución de las estrategias.
DESARROLLO
TEÓRICO
En la búsqueda de sustento teórico que aporte
conocimientos, se presenta el sistema referencial desde la postura de distintos
autores, los cuales a través de la identificación, descripción, comprensión y
análisis plasman su perspectiva en relación con la categoría y subcategorías
que le dan forma al estudio:
Gestión
Estratégica como plataforma impulsora del capital social
Actualmente, existen grandes avances en todas las áreas
del quehacer humano, logrando alcanzar un alto nivel de desarrollo tanto en la
ciencia como en la tecnología. Un siglo atrás parecería una fantasía pensar que
los seres humanos pudiesen estar interconectados de un continente a otro, a
través de sistemas de comunicación como el internet, celular, otros, estos
junto al transporte moderno han facilitado el comercio entre diversos países.
Desde esta concepción, la gerencia de organizaciones
modernas, con el fin de permitir seguir siendo un actor clave en el desarrollo
económico-social de la población, hace frente a nuevos retos relevantes para
lograr los niveles de competitividad, sostenibilidad y sustentabilidad
necesarios para el alcance de un equilibrio sano, por lo que promueve la
gestión estratégica como plataforma impulsora del capital social.
En este sentido, para George y Jones (2010, p.231), la
gestión estratégica “es un proceso que consiste en la identificación de metas y
líneas de acción apropiadas a objeto de establecer que acciones emprender para
lograr los objetivos”. En correspondencia con estos planteamientos, según Cortina
y Martínez (2008), la gestión estratégica, intenta construirse racionalmente, y
así pueda reflexionar sobre la acción del hombre, hasta el punto crucial donde
este pueda decidir entre varias opciones estratégicas como lo sostienen
Thompson, Strickland y Gamble (2010), consiste en asegurarse de que los
objetivos, tácticas, así como las estrategias emprendidas pasen la prueba del
escrutinio moral.
En el mismo orden, el capital social se ha convertido en
un paradigma que llama la atención de las grandes entidades mundiales;
convirtiéndose en una herramienta primordial para el desarrollo de la sociedad
por medio de la integración de valores morales a las posibilidades de su entorno.
Por esta razón, es necesario concertar la satisfacción de los beneficios
particulares en función del interés social bajo los parámetros de justicia
social, es decir, criterios ético económicos. Dentro de la visión del
desarrollo económico de una nación, además de los grandes representantes
(Estado, mercado y la sociedad) se necesita la cooperación de los individuos,
gobierno, familias, instituciones, empresas, con sus respectivas creencias y
valores, principios, comportamientos.
Considerando esto, Portes (2009, p.34), explica que se
entiende por capital social “aquel activo intangible que se manifiesta en la
capacidad de confianza, valores cívicos y asociatividad que pueda lograr la
sociedad”. Este término es utilizado como una mezcla de distintas disciplinas
estableciendo un marco conceptual conjunto. A pesar de que la economía
convencional lo ha desconocido, el capital social tiene un peso significativo
en las posibilidades de desarrollo económico de las sociedades,
Por otra parte, los niveles de desarrollo que han logrado
el comercio, la industria y el sector de servicios le ha permitido a la
humanidad elevar se nivel de vida. Al respecto, según Francés (2008), el
capital social de la empresa se ha convertido en protagonista, responsable de
gran parte del auge económico, al concebir productos o servicios que han
permitido mejorar la vida de la sociedad.
Dentro del mismo orden de ideas, al incorporar la gestión
estratégica dentro del capital social, con la participación de los accionistas,
en primera instancia la alta gerencia, para luego sensibilizar a la gerencia
media, operativa, así como a todos los miembros, para desarrollar estrategias
empresariales eficientes que generen como resultado una exitosa participación
de mercado, rentabilidad, calidad integrada (procesos, productos y personas).
Lo anterior, trae como consecuencia un valor agregado
para la organización, lo que a su vez promueve el desarrollo de activos
intangibles, los cuales según Villafañe (2007) son aquellos activos de una
empresa que no poseen materialidad, como la reputación corporativa, del cual se
desprenden otros intangibles como: el capital relacional, capital intelectual,
cultura organizacional, identidad corporativa, entre otros.
Estos activos intangibles hacen, para Olcese, Rodríguez y
Alfaro (2008), que se convierta en uno de los propósitos más influyentes en la
gestión estratégica, y se denomina “la gestión de los intangibles”, es decir,
la gestión integral de los activos intangibles, los cuales aportan el mayor
valor a las empresas, la cual se basa principios macro a tener en consideración
por los estrategas en su planificación. Es decir, integrar la misión, visión,
estrategias, políticas, objetivos, tácticas entre otros elementos de la gestión
estratégica, permitiendo el logro de los objetivos organizacionales, con un
alto grado de compromiso con los valores morales, satisfaciendo las necesidades
de clientes, empleados, proveedores, accionistas entre otros stakeholdres.
Según George y Jones (2010) la gestión consiste en el
proceso de seleccionar e identificar tanto las metas como las líneas de acción
adecuadas, para el logro de metas de cualquier organización, considerándola
como una de las funciones principales de la gerencia. En este sentido, si todos
dentro de la empresa se enfocan en el esfuerzo de ser efectivos, las personas
deben saber que se espera de ellos, allí se emplea la función de planeación, la
más esencial de todas las funciones gerenciales.
Al considerar el campo empresarial ocupado por esta
investigación, la gestión estratégica es el modelo o plan que integra las
principales metas, políticas y cadenas de acciones de una organización dentro
de una totalidad. Por último, según George y Jones (2010), la gestión
estratégica consiste en un grupo o conjunto de decisiones y acciones relacionadas
entre sí para el logro de las metas de una organización, de allí, la estrategia
como la planeación sean tanto un proceso de toma de decisiones para formular o
seleccionar las mejores alternativas de acción.
En este orden de ideas, cabe afirmar que el capital
social adquiere relevancia, por cuanto le toca decidir de manera asertiva y
éticamente las acciones a seguir para lograr los objetivos deseados por la
directiva de la organización. En consecuencia, al elegir una alternativa
estratégica, se encuentra de nuevo el elemento decisional como factor clave
para el éxito corporativo.
Por ello, los investigadores consideran que la empresa
debe contar con un capital social que le permita conducirse, competir, en una
combinación particular de planteamientos o escenarios competitivos y operativos
para llevar a la organización en la dirección deseada, fortalecer su posición
en el mercado, así como su competitividad y mejorar su desempeño.
Gestión
estratégica
Cuando un gerente pasa de los niveles tácticos-funcionales
(relaciones industriales, finanzas, mercadeo, producción, entre otros) a los
estratégicos, es común que tenga poco conocimiento y por ende no domina las
principales teorías, las técnicas y las herramientas adecuadas para la
administración total de la empresa, es por ello, que debe aumentar sus
conocimientos de la administración general, personal, financiera o comercial a
otra forma de gestión: la estratégica de la organización.
En este sentido, Sallenave (2010, p.101) la gerencia
estratégica concerniente a la empresa moderna “requiere de conocimientos técnicos,
así como de la comprensión de los factores sociales, estructurales y políticos
que le dan forma”. La complejidad es cada vez más exigente, con el paso del
tiempo y con la cantidad de situaciones que se presentan.
Es normal que la nueva visión se presente con gran
incertidumbre, debido a la falta de experiencia no sabe por dónde comenzar, al
enfrentarse a nuevas situaciones empresariales, en donde se entrelazan
problemas técnicos y humanos. En consecuencia, se debe adquirir conocimientos
especializados con otros conceptos, métodos e ideas en el proceso de análisis
de problema para la adopción de decisiones, como lo es la conducción
estratégica de la organización.
De acuerdo con, Strickland (2009,
p.78), la estrategia de una empresa se puede definir como “el plan de acción
que tiene la administración para posicionar a la compañía en la arena de su
mercado, competir con éxito, satisfacer a los clientes y lograr un buen
desempeño del negocio”. Tomando en cuenta esta definición, la estrategia
entonces representa una amplia gama de acciones competitivas, así como una
nueva misión organizacional que deben implantar los gerentes, para alcanzar el
éxito deseado. Sin lugar a dudas, este enfoque estratégico moderno requiere de
procesos profundos para adoptar decisiones, por cuanto se debe seleccionar el
destino por medio de caminos seguros.
Según Robinns (2008), la
tarea se hace más compleja, al identificar y seleccionar un curso estratégico
entre todas las opciones presentes, situación complicada, pues se debe
justificar porque entre todas las trayectorias elegibles, se decidió seguir la
dirección escogida confiando en que se configura como la mejor opción para
posicionar a la compañía. En consecuencia, la selección e implantación de un
proceso de gerencia estratégica conlleva a decisiones gerenciales entre gran
cantidad de opciones e indica el compromiso empresarial y estilo de actuación.
Los expertos en planificación y gerencia estratégica Robinns (2008), Chiavenato
(2009) y Strickland (2009), coinciden que este proceso exista, debe estar
representado por cinco actividades gerenciales indispensables:
1ª) Formular una visión estratégica de la estructura de
la organización, hacia donde debe dirigirse, con la finalidad de identificar
los mejores escenarios y proporcionar un camino a largo plazo, identificar en
qué clase de empresa quiere transformarse, estimulando internamente una visión
compartida, con el objetivo de reafirmar el verdadero propósito estratégico.
2ª) Establecimiento de objetivos, es decir, la conversión
de la visión estratégica en resultados muy claros de la práctica que quiere
conseguir la organización. Esto es convertir los fundamentos gerenciales de la
visión estratégica y de la misión de la empresa en indicadores de desempeño, instrumentos
que pueden ser utilizados para medir el progreso, en otras palabras, los
objetivos son los criterios guías para dar seguimiento al ejercicio y al
progreso de una organización.
3ª) Crear una estrategia, que garantice la consecución de
los resultados deseados, esta pasa a ser la respuesta de la gerencia a los
componentes tan fundamentales como si se debe estar concentrada en una o varias
unidades estratégicas de negocio, es decir, son las acciones y enfoques de
negocios que emplea la gerencia para garantizar un desempeño organizacional
satisfactorio. Sin lugar a dudas la formulación e implantación de una
estrategia exitosa debe ser una responsabilidad gerencial prioritaria en toda
organización.
4ª) Implantar y ejecutar la estrategia seleccionada de
una manera efectiva y eficiente, esto requiere de una valorización de los
recursos tanto humanos como materiales para que la estrategia produzca los
resultados esperados y así garantizar el momento oportuno al estilo de
actuación seleccionado; así pues, esta actividad requiere de una competencia
gerencial para innovar lo necesario para la implantación de la estrategia,
ejecutarla en forma eficiente, garantizando así los resultados esperados.
5ª) Evaluar el desempeño y tomar las medidas correctivas
tanto en la visión como en la misión, al igual que en el recorrido a largo
plazo, los objetivos, la implantación de la estrategia, considerando los
resultados reales obtenidos, las condiciones cambiantes del entorno, los
procesos creativos y las nuevas oportunidades que se presenten. Este paso es
necesario por cuanto la visión, los objetivos, la estrategia y el enfoque de la
empresa a la implantación nunca son concluyentes.
La
base del capital social
Desde la perspectiva de que el capital social tiene
importantes implicaciones para el desempeño de las organizaciones, así como
para los mismos ciudadanos, se puede decir entonces, este es un bien público
basado en los aspectos de organización social, entre estos la confianza, las
redes y reglas que superan los dilemas de la acción colectiva para alcanzar la
eficiencia social.
El capital social es definido por Putnam (2007, p. 210)
como los elementos de la organización social, tales como la confianza, las
normas y las redes que establecen relaciones de reciprocidad activadas por una
confianza social emergente de dos fuentes, las normas de reciprocidad y las
“redes de compromiso ciudadano”. Más ampliamente, el citado autor define como
capital social los “rasgos de la organización social como confianza, normas y
redes que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad facilitando acciones
coordenadas", la cual resulta de un “proceso histórico, cuyas tradiciones
asociativas son preservadas mediante el capital social” y que como forma de
organización “permite evitar los dilemas de la acción colectiva mediante lazos
de confianza social”.
En este sentido, las relaciones de confianza llegan a
generar una confianza social o confianza generalizada, esto cuando prevalecen
normas de reciprocidad y redes de compromiso cívico. Para Lechner, (2010), el
capital social se expresa en la relación existente entre relaciones de
confianza y cooperación cívica. Bajo esta visión, a partir de los hechos
sociales y con la orientación de la economía, Putnam (2007, p. 212), define el
capital social como “las características de organización social, tales como
confianza, las normas y redes que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad
mediante la facilitación de las acciones coordinadas”.
En concordancia, Etkin (2014), conceptualiza el capital
social como los “mecanismos de la organización social tales como las redes,
normas, y la confianza social que facilita la coordinación y cooperación para
beneficios mutuos”. Desde este punto de vista, el capital social permite una
mayor comprensión sobre los mecanismos de los ambientes de competencia en todos
mercados, lo que enfoca su análisis del capital social en el fenómeno del
liderazgo.
El capital social pasa a ser un recurso acumulable
creciente en la construcción social para la
operacionalición de relaciones sociales. Es por lo tanto, un atributo
colectivo más que una agregación de las conexiones sociales de los individuos,
se puede explicar cómo el subproducto de otras actividades organizacionales y
por lo tanto concierta un componente indispensable para la acción colectiva.
La acción colectiva debe ser estimulada por las
instituciones propulsoras de actividades y relaciones de las personas. El
capital social es un activo cuya propiedad conjunta entre los miembros y la
organización beneficia a todos. Una organización nueva tiene la ventaja de
poder crear su capital social organizacional, en tal forma que conserve un
equilibrio óptimo entre los intereses individuales e intereses
organizacionales.
El desarrollo social en un sentido sustentable depende en
gran parte de la forma de capital social inherente a esa sociedad. Una
comunidad cuenta con capital social cuando sus organizaciones se determinan por
las relaciones de confianza que desarrollan, que hace predecible su
comportamiento. La aceptación de la pluralidad política y cultural en procesos
de autogestión y solidaridad facilita las bases morales, políticas e
organizativas del desarrollo de las comunidades.
Los procesos que se dan en función de la sostenibilidad,
pueden dar cierta estabilidad a los campos organizacionales, aunque estos
siempre están evolucionando, resolviendo mediante consenso negociado
socialmente las diferencias de interpretación. La capacidad de una comunidad se
refleja en su nivel de desarrollo endógeno. Las organizaciones siguen
estrategias habituales y las que siguen estrategias de nichos ocupan diferentes
recursos ambientales, para dar respuestas innovadoras se forman vínculos
interdependientes a otras organizaciones especializadas en otras industrias
tales como estructuras de apoyo comunitario.
PYMES
como ente de acción del capital social
Las pequeñas y medianas empresas, conocidas como PYMES,
pueden ser descritas como una organización con características propias, que
presentan dimensiones con ciertos límites ocupacionales y financieros
preestablecidos por los estados o regiones. Las PYMES pasan hacer agentes con
lógicas, intereses, culturas y un espíritu emprendedor específicos.
Desde la visión de Cleri (2013, P.25), la pequeña empresa
“es una entidad independiente, creada para ser rentable, que no predomina en la
industria a la que pertenece”. Además, su venta anual en valores no excede un
determinado tope, el número de individuos que la conforma no excede un
determinado límite, como toda empresa, tiene aspiraciones, realizaciones,
bienes materiales, capacidades técnicas y financieras, todo lo cual, le permite
dedicarse a la producción, transformación y/o prestación de servicios para
satisfacer determinadas necesidades existentes de la sociedad.
En este sentido, las PYMES sirven de tejido auxiliar a
las grandes empresas, por lo que la mayor parte de las grandes empresas se
valen de la subcontratación de empresas menores para realizar servicios u
operaciones que de estar incluidas en el tejido de la gran corporación
redundaría en un aumento de coste, de esta manera, existen actividades
productivas donde es más apropiado trabajar con empresas pequeñas.
Explica Corma (2012), la mayor ventaja presente es las
PYMES es su capacidad de cambiar velozmente su estructura productiva en el caso
de variar las necesidades, esto es mucho más difícil en una gran empresa, con
muchos empleados y gran capital invertido. Sin embargo, el acceso a mercados
específicos aumenta su riesgo de quiebra, por lo que es importante para las
PYMES ampliar su mercado o sus clientes.
Lo anterior permite dilucidar, que las empresas pequeñas
tienen más dificultad de encontrar financiación a un coste y plazo adecuados
debido a su mayor riesgo. Para solucionar esto, Sandis y Ribeiro (2009),
proponen para estas, recurrir a otras empresas con mayor capital, tomando en
cuenta la rigidez laboral que presentan. Para la constitución y funcionamiento
de las PYMES, es importante la formación previa del empleado, así como el uso
tecnológico adecuado, ya que debido al pequeño volumen de beneficios presentado
por estas empresas, no pueden dedicar fondos a la investigación, por eso deben
asociarse con otras empresas o universidades.
ESCENARIO
METODOLÓGICO
Desde esta perspectiva, la metodología implementada para
el desarrollo de este estudio, considera en sus argumentos los diferentes
factores los cuales involucran al entorno social y junto con este a los
individuos, quien en definitiva son los determinantes de las técnicas que se
utilizan para el análisis de los datos obtenidos y los procedimientos. De esta
manera, se puede contextualizar el conocimiento de forma explícita, sin
embargo, es importante considerar la epistemología, en atención a ello, es
prominente dar respuesta a las interrogantes de manera que logre obtener
hallazgos relevantes.
En el caso que ocupa a esta investigación, la misma,
concibe la creación o generación de conocimiento desde el análisis directo de
la realidad, el cual es, analizar la gestión estratégica como plataforma
impulsora del capital social en las pymes, por tanto, el estudio se orienta
desde el fenómeno mismo en el cual está circunscrito y su influencia directa en
el objeto de estudio.
Desde esta perspectiva, de Briones (2007), se concibe una
investigación de enfoque pospositivista, porque se estructura a partir de los
sucesivos hallazgos que se van realizando durante el transcurso de la
investigación, es decir, sobre la marcha de ésta. La validación de las
conclusiones obtenidas se hace a través del diálogo, la interacción y la
vivencia, las que se van concretando mediante consensos nacidos del ejercicio
sostenido de los procesos de observación, reflexión, diálogo, construcción de
sentido compartido y sistematización.
Una vez analizado el enfoque pospositivista de la
investigación, es importante considerar los planteamientos de Guba y Lincoln
citado por Escobedo (2005), quienes explican los paradigmas como aquellos
vistos como un conjunto de creencias básicas (o metafísicas) relacionadas con
los principios últimos. Representan una visión del mundo que define, para quien
los detenta, la naturaleza del “mundo”, el lugar de los individuos en él, y el
rango de posibles relaciones con ese mundo y sus partes, tal como lo hacen las
cosmologías y las teologías. Las creencias son básicas en el sentido de ser
aceptadas sobre la base de la fe.
Según lo anterior, para hablar de paradigma
epistemológico de una investigación, se debe tratar de entender como el hombre,
en su necesidad de obtener conocimiento, se ocupa de los problemas históricos,
psicológico, sociales y demás que tengan injerencia en su ser, en especial,
como considera la objetividad, la verdad o la realidad para lograr la episteme
de las situaciones analizadas.
Lo anterior puede interpretarse, tomando en cuenta que el
paradigma epistemológico de la investigación vendría a ser el cualitativo, cuya
estructura coherente constituida por una red de conceptos a través de los
cuales ven su campo los científicos, compuesta por creencias metodológicas y
teóricas entrelazadas que permiten la selección, evaluación, crítica de temas,
problemas o métodos. La misma, involucra el compromiso entre los miembros de
una comunidad científica, todo lo cual implica una definición específica del
campo de la ciencia correspondiente, se expresa en una tradición orgánica de
investigación.
Por todo lo expresado, la corriente pospositivista se
enmarca en el concepto de paradigma cualitativo y dentro de esta orientación epistémica
existe el enfoque fenomenológico hermenéutico el cual se puede apreciar como un
paradigma, en la medida que su origen obedece a hechos históricos, los cuales
condujeron a los pensadores, académicos e investigadores de la época a generar
una perspectiva diferente para resolver los problemas de la sociedad, dejando
las bases para abordar el análisis de dicha situaciones desde técnicas
diferentes, hoy constituyen metodologías apropiadas para estudiar el objeto
desde la realidad misma en el cual está subscrito.
Si se considera desde su origen, León (2009) explica la
fenomenología como una reflexión filosófica la cual se fundamenta firmemente la
objetividad del saber mediante un método, cuya principal regla es dejar que las
cosas mismas se hagan patentes en su contenido esencial, a través de una mirada
intuitiva, tal como se dan inmediatamente para el que las vive y poniendo entre
paréntesis el juicio sobre la validez de los presupuestos, opiniones o
interpretaciones acerca de ellas.
En tal sentido, la fenomenología permite establecer los
cimientos para el análisis y la construcción del conocimiento, partiendo desde
la comprensión de la situación en la cual el objeto de estudio se desarrolla,
para posteriormente emitir consideraciones a partir de la percepción del sujeto
investigador, el cual está presente pero no se involucra, haciendo abstracción
del fenómeno que le permita mediante juicio crítico entender la realidad.
Si lo se examina desde la postura hermenéutica, este
enfoque enriquece cualquier análisis, puesto que, considera factores del objeto
los cuales no eran tenidos en cuenta por los positivistas, es decir, la visión
centrada en la realidad del objeto conduce a concentrarse en factores
subjetivos, estos interpretados apropiadamente, extraen elementos de análisis,
propios de los sujetos objetos de estudios o del fenómeno, esclareciendo aún
más la búsqueda del conocimiento que se desea obtener.
Visto de esta forma, el paradigma fenomenológico
hermenéutico surge como una composición de dos paradigmas que contribuyen a
generar un modelo de pensamientos orientado a descubrir repuestas y soluciones
a problemas de investigación, basados en el análisis detallado del objeto de
estudio sin intervenir, interpretando el fenómeno en su desarrollo natural.
De acuerdo con Martínez (2009), el enfoque cualitativo presenta
su forma propia de entender la muestra de la población estudiada que ofreció la
información necesaria para realizar la investigación. La opción ontológica de
quienes asumen esta postura exige una muestra que no podrán ser elementos
aleatorios, escogidos al azar y descontextualizados, si no por un todo
sistémico con vida propia, como es una persona, una institución o grupo social.
Por ello se impone la muestra intencional, donde se prioriza la profundidad
sobre la extensión y la muestra se reduce a su amplitud numérica.
De acuerdo a lo anterior, en
la investigación cualitativa la muestra puede ser variada, pero su escogencia
depende de su relación con el objeto de estudio, por tanto, no interesa escoger
un tamaño representativo en cantidad de la población, si no por el contrario,
tomar unidades pequeñas que permitan entender holísticamente la realidad, en la
medida, que se consideran valores subjetivos para este tipo de investigación
los cuales resultan cruciales para lograr un conocimiento lo más acertado
posible del fenómeno.
De esta manera los
informantes se eligieron teniendo en cuenta la pertinencia de trabajar con
directivos en PYMES que poseen el mismo nivel académico, con supuestos conocimientos
y manejo de temas gerenciales, en particular parte del nivel administrativo
alto de la organización, lo cual para este estudio se considera nivel
estratégico, se toma este criterio de forma deliberada por la temática de
estudio, sujetos con experiencia en talento humano, vinculación en el medio de
estudio e imparcialidad por su grado de formación.
De este modo, la selección de los informantes claves los
efectos de la presente investigación, fueron tomados de una población de cuatro
empresas de pequeña y mediano tamaño en Colombia, estos se escogen sin ningún
criterio muestral y estuvo representado por un grupo de personas que desempeñan
funciones gerenciales.
Es necesario tomar en cuenta la manera en que el
investigador se apropia de la información para poder analizarla, en este
sentido, Tamayo (2012), define la técnica como un conjunto de procedimiento
para el aprovechamiento de los elementos que rodean los fenómenos sobre los
cuales se investiga, También, considera que es un grupo de mecanismos, medios o
sistema de dirigir, recolectar, conservar, reelaborar, transmitir datos.
En este sentido, coherente con la metodología expresada
previamente, se considera que las técnicas más apropiadas para recolectar
información del objeto de estudio son la observación participante y la
entrevista semiestructurada, en la medida que consideran factores subjetivos
como elementos fundamentales para lograr el propósito de la investigación, sin
pasar por alto aquellos componentes considerados objetivos, obteniendo una
mayor objetividad en el análisis.
Para Dewalt y Dewalt (2007), la observación participante
es el proceso que faculta a los investigadores a aprender acerca de las
actividades, así como personas en estudio en el escenario natural a través de
la observación y participando en sus actividades, provee el contexto para
desarrollar directrices de muestreo, así como guías de entrevistas. En cuanto a
la entrevista semiestructurada, Mayan (2010), considera que es una técnica la
cual permite recolectar datos de los individuos participantes a través de un
conjunto de preguntas abiertas formuladas en un orden específico. En contraste
con la entrevista no estructurada, la entrevista semiestructurada se enfoca
sobre una serie de preguntas las cuales el investigador hace a cada
participante.
CONSIDERACIONES
FINALES
El desconocimiento de la
naturaleza de los mercados, las dificultades para anticiparse a las
dificultades y la lenta reacción ante la búsqueda de soluciones, así como el
poco aprovechamiento de las oportunidades, han sido por mucho tiempo
características recurrentes de las PYMES. Esto, aunado a las tendencias
dinámicas, por lo que, hacen necesario la adopción de un nuevo e innovador modo
de producir, así como la utilización de nuevas herramientas de trabajo, creación
de nuevas estructuras organizacionales y el desarrollo de nuevas conductas
laborales y empresariales.
Sin embargo, las PYMES están
obligadas actualmente a actuar de forma conjunta o asociativa para poder
generar y participar de los nuevos modelos económicos que les den mayor volumen
de producción y comercialización; con la visión de insertarse en mercador
específicos, Para esto, deben ser partícipes con principios y acciones firmes,
que le den garantía de éxito en la economía del siglo XXI, en consecuencia, es
importante que la gestión estratégica como plataforma impulsora del capital
social en las pymes tenga en cuenta que se está ante una realidad en la cual la
competencia está cada vez más presente, tanto a nivel local como global, por lo
que resulta imprescindible prestar especial atención a los más factores que
inciden en el mejoramiento o sostenibilidad de la competitividad.
Es necesaria entonces, una
transformación radical en las estrategias y modalidades empresariales, ya que
estos cambios son necesarios no sólo en los aspectos internos de la empresa,
sino que también aspectos relacionados con los agentes externos, políticas
gubernamentales, entorno en que se desarrolla la actividad empresarial y el
medio ambiente; razón por la cual la gestión estratégica de las empresas debe
mantenerse capacitado para poder ser impulsor del capital social de la nueva
generación de pymes.
Aunado a lo anterior, La
PYME, dentro de sus características de gran flexibilidad ante los continuos
cambios (externos e internos), la baja inversión por puestos de trabajo
productivo, además de la intensidad en la utilización de mano de obra, está
llamada a ser una de los principales generadores de valor agregado, así como a
dinamizar la economía del futuro.
Otro aspecto concluyente es
los obstáculos para acceder al financiamiento de las PYME, ya que estas se
encuentran con altos costos de créditos, falta de confianza de los bancos
respecto de los emprendimientos (proyectos), la burocracia de los
intermediarios financieros, además de la petición de excesivas garantías, por
lo que, se puede afirmar que el acceso de las PYME al financiamiento es bajo,
si se toma en consideración su actual y potencial capacidad inversora, por lo
tanto existe una demanda insatisfecha elevada.
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