DOI: http://dx.doi.org/10.35381/r.k.v4i8.282
La
Desterritorilización y el Agenciamiento de los Conocimientos.
Una invocación urgente a la investigación universitaria en la
postmodernidad
The Deterritorilization and the Agenciamiento of the knowledge.
An urgent invocation to the
university investigation in postmodernity
Elsy González de Hernández
Universidad Nacional experimental de Yaracuy
Venezuela
https://orcid.org/0000-0003-1911-7375
Josía Isea
Universidad Nacional Experimental Francisco
de Miranda
Venezuela
https://orcid.org/0000-0001-8921-6446
Recibido: 01 de abril del 2019
Aprobado: 01 de mayo del 2019
RESUMEN
Abordar las
realidades en la sociedad postmoderna
plena de fragilidades, líquida, de incertezas, complejidad y multiplicación de
saberes es un desafío permanente para la investigación universitaria, emplaza a co-construir un conocimiento de respetabilidad científica y sensible a
esta transitoriedad;
ello precisa la utilización de una gran diversidad de métodos, estrategias y procedimientos para
estudiar lo que Deleuze y Guattari (2008) llaman multiplicidades y
acontecimientos, es decir, las múltiples
dimensiones de un evento y la esencia-existencia de esa entidad. Ello invoca un
pensamiento investigativo, rizomático, en devenir, una haecceidad para captar la
multiplicidad, nunca total, de la realidad social. Ante esta situación
fenoménica me propuse visionar los procesos investigativos desde la óptica
migratoria, la cual subsume en su esencia las profundas nociones filosóficas de
las deslocalizaciones de los saberes; realidades plenas de agenciamientos y
desterritorilización-reterritorialización que las universidades han de
considerar en la gestión investigativa.
La hermenéutica fue la aliada epistémica de la investigadora para
dialogar con los relatos filosóficos de
los pensadores precitados con la intención de edificar un territorio franco a la
transdisciplinariedad, la complementariedad de métodos-metodologías, para
abordar la complejidad de lo real; creación de un espacio óntico, de aperturas
epistemológicas, de agenciamiento de conocimientos devenidos de la
desterritorilización de los distintos campos paradigmáticos, migraciones de
saberes, líneas de fuga para generar espacios críticos no hegemónicos de
enunciación del yo investigativo que conduzcan a movimientos pendulares de desterritorialización–reterritorialización de
conocimientos, devenires, que conectan prácticas humanas en esa línea imaginaria del encuentro epistemológico,
reconfigurando nuevas maneras de hacer ciencia.
Descriptores: desterritorilización;
agenciamiento; conocimientos; investigación universitaria; postmodernidad.
ABSTRACT
Addressing the
realities in postmodern society full of fragility, liquidity, uncertainty,
complexity and multiplication of knowledge is a permanent challenge for
university research, summons to co-build a knowledge of scientific
respectability and sensitive to this transience; this requires the use of a
great diversity of methods, strategies and procedures to study what Deleuze and
Guattari (2008) call multiplicities and events, that is, the multiple
dimensions of an event and the essence-existence of that entity. This invokes a
research thought, rhizomatic, in becoming, a haecceidad to capture the
multiplicity, never total, of the social reality. Faced with this phenomenal
situation, I proposed to view the investigative processes from the perspective
of migration, which subsumes in its essence the deep philosophical notions of
the delocalisations of knowledge; realities full of agency and deterritorialization-reterritorialization
that universities have to consider in research management. The hermeneutics was
the epistemic ally of the researcher to dialogue with the philosophical
accounts of the aforementioned thinkers with the intention of building a frank
territory to transdisciplinarity, the complementarity of methods-methodologies,
to address the complexity of the real; creation of an ontic space, of
epistemological openings, of knowledge agency resulting from the
deterritorialization of the different paradigmatic fields, migrations of
knowledge, vanishing lines to generate non-hegemonic critical spaces of
enunciation of the investigative self that lead to pendular movements of
deterritorialization- reterritorialization of knowledge, becomings, that connect
human practices in that imaginary line of the epistemological encounter,
reconfiguring new ways of doing science.
Descriptors: deterritorilización; agency; knowledge; university research;
postmodernity.
Prolegómeno
Las ideas, antes
de materializarse, poseen una
extraña semejanza con la utopía.
G.P. Sartre
El advenimiento de
la sociedad postmoderna con sus múltiples manifestaciones trastoca la vida
personal, social e institucional, impactando su organicidad homeostásica e
imprimiéndole mayor complejidad en crecendo. Abordar estas realidades,
especialmente sociales y humanas, con el designio de conocer, crear, recrear y
apropiarse de un conocimiento que al mismo tiempo de ser sensible a su estado
multidiverso, incierto y cambiante responda a procedimientos rigurosos, sistemáticos y críticos
de alto mérito científico es hoy el gran desafío planteado a las universidades
hacia una comprensión y una acción más completa, profunda y dialéctica de los
innúmeros eventos de esas realidades. Su aprehensión precisa de la investigación que se gesta en
su seno, la utilización de una gran diversidad de métodos, estrategias,
procedimientos, técnicas e instrumentos con la intención de generar
conocimientos desde distintas dimensiones indagatorias; reconociendo que una
solo paradigma investigativo, un solo enfoque, no es suficiente para estudiar
lo que Deleuze y Guattari (2008) llaman multiplicidades y acontecimiento, es
decir, las múltiples dimensiones de un
evento y la esencia-existencia de esa entidad.
Del conjunto de
nociones filosóficas de estos dos autores, multiplicidad y acontecimiento son
dos concepciones esenciales que constituyen el fundamento de la
desterritorilización. Tomando sus aportes, la territorialidad, desterritorialización
y reterritorialización son acontecimientos caracterizados por la multiplicidad
de sus dimensiones desde la cual se entiende la noción de frontera y la puesta
en escena de la identidad en la migración.
Si se entiende, Reyes (2011)
que territorialidad corresponde
a la significación del espacio social de ordenación o modelado del paisaje,
lugar, con base en los geosímbolos significativos de los individuos y de las
comunidades; la migración no sólo da un desplazamiento de habitantes, bienes
reales y simbólicos, o crea transformaciones individuales, colectivas y
territoriales, sino que a su vez, produce una constante desterritorialización y
reterritorialización de percepciones, sentimientos y memorias, sobrepasando las
fronteras físicas del Estado-Nación.
El territorio,
define Reyes (ob.cit.) es el espacio material, físico, psicológico, simbólico;
que precisa una determinada especie para garantizar su supervivencia; el
establecimiento de los límites de dicho espacio responderá a lo que determinen
los intereses de la especie en cuestión; la conformación de un nuevo espacio
entre territorios es lo que comúnmente se denomina frontera. Los estudiosos del
comportamiento de las especies animales le denominan instinto territorial.
Desde una perspectiva sociológica, el territorio ha sido definido como la
parcela geográfica que sirve de hábitat exclusivo a un grupo de seres humanos o
a un individuo. Puntualiza Álvarez (2012): “Decimos de manera exclusiva, porque el grupo del individuo tiende a
mantener celosamente su derecho a evitar y explorar esa área geográfica sin
interferencias por parte de otro grupo o de otros individuos (p. 2229)
Se establece así,
el concepto de frontera como apertura que permite la comprensión de las nuevas
organizaciones territoriales y la reafirmación identitaria de los migrantes en
sus nuevos lugares de arribo: ello traduce a entender que desterritorialización
y reterritorialización son procesos concomitantes, fundamentales para
comprender las prácticas humanas tan comunes en esta etapa histórica del país donde
la migración ocupa lugares importantes en la acción diaria y mucho mayor en el
imaginario colectivo, concepciones que retomo e introduzco en el campo
investigativo para referirse a este movimiento pendular entre dos concepciones
que finalmente apuntan a un terreno común inexplicable desde una sus
coordenadas, con todo representan un espacio
de contenidos y sentidos que a la manera de Gottfried Leibniz son relaciones espaciales entre objetos en el
mundo.
Para Leibniz,
citado en González, (2009), considerado el creador de la universidad alemana
moderna, el espacio era una abstracción idealizada de las relaciones entre las
entidades individuales, algo así como la utopía de la que hablaba Sartre,
sostuvo que el espacio no podría existir independientemente de los objetos en
el mundo porque eso implicaría una diferencia entre dos universos exactamente
iguales excepto por la localización del mundo material en cada universo.
Pero no habría manera de distinguirlos entre
sí ya que, conforme al principio de identidad de los indiscernibles, no habría
ninguna diferencia real entre espacio y mundo, ya ambos provenían de la mónada
primigenia, Dios, creadora de las infinitas otras mónadas que conforman el
mundo. (Las mónadas son formas sustanciales dotadas de una determinación
interna cuya génesis se halla en Dios, la mónada primigenia). Lo cierto es que
esta relativización del espacio adquirió más tarde luces con la teoría de la
relatividad de Einstein; que aplicada a la investigación connota la
imposibilidad de abarcar todas las solidaridades de un fenómeno social y
humano, por tanto su acercamiento será siempre relativo.
Para los filósofos
centrales de este documento, un territorio es mucho más que una cosa u objeto, es
un acto, una acción, una relación, un movimiento de territorialización y
desterritorialización, que se repite y sobre el cual se ejerce un control.
Sobre el asunto, Guattari y Rolnik (2006) plantean:
El territorio se puede desterritorializar, esto es, abrirse, en líneas
de fuga y así salir de su curso y se destruye. La especie humana está sumergida
en un inmenso movimiento de desterritorialización, en el sentido de que sus
territorios ‘originales’ se rompen ininterrumpidamente con la división social
del trabajo, con la acción de los dioses universales que ultrapasan las tablas
de la tribu y la etnia, con los sistemas maquínicos que llevan a atravesar,
cada vez más rápidamente, las estratificaciones materiales y mentales. (p.
323).
La
desterritorialización puede ser considerada un movimiento por el cual se
abandona el territorio, una operación de líneas de fuga, y por ello es también
una posibilidad de reterritorialización y un movimiento de construcción del
territorio. Deleuze y Guattari (ob.cit.) plantean que en un primer movimiento,
los agenciamientos se desterritorializan y, en un segundo, ellos se
reterritorializan como nuevos agenciamientos maquínicos de los cuerpos y
colectivos de enunciación. Según este argumento la
desterritorialización del pensamiento es siempre acompañada por una
reterritorialización; es decir que lo absoluto de aquella no existe sin
ésta.
En el campo geosimbólico la
desterritorializacion, según Canclini (1999), se refiere a la pérdida de
territorio, pugnas de poder; en la que se condena a los individuos vivir en
sitios indiferenciados, donde se rompe toda relación con la historia y la
memoria de los lugares, en el cual existe una amnesia territorial, que puede
significar extrañeza y desculturización. Explica que es la pérdida de la
relación natural de la cultura de los territorios geográficos y sociales y, al
mismo tiempo ciertas relocalizaciones territoriales relativas, parciales, de
las viejas y nuevas producciones simbólicas. También surge por las diversas
migraciones emergentes de un territorio a otro, donde muchas veces estos
migrantes dejan atrás sus usos y costumbres, perdiendo su identidad, rompiendo
todo nexo con su región de origen, adoptando nuevas costumbres y formas de
vida, donde estos residen.
Pero también se da la desterritorialización
en el orden local, emergente como una consecuencia de la economía globalizada,
Bauman (1999), que ha impulsado el consumismo, que se ve reflejado sobre todo en
la incorporación a los medios masivos de comunicación el tipo de publicidad que
transmite mensajes consumistas que se caracterizan por formas de vestir
determinadas, cierto tipo de música, símbolos y otros; muchas veces olvidando
su historia y costumbres, adoptando estereotipos de otras regiones.
En este punto es conveniente señalar que la territorialización, según Haesbaert
(2013) y Arévalo (2016): Es el proceso de dominio (político-económico) o de
la apropiación simbólica- cultural de un espacio, hecha por un grupo
humano. Es inmaterial, pero se hace presente cuando hay un reconocimiento de
pertenencia en el territorio por un ser humano, es decir, cuando este se
identifica con el territorio. Es a partir de la territorialidad que se
entienden las identidades sociales territorializadas y se encuadran
adecuadamente los fenómenos de arraigo, apego, pertenencia socio territorial,
movilidad, migraciones internacionales y globalización.
En este
sentido, no existe un territorio en sí mismo, sólo se puede hablar de él
si es posible identificar al grupo humano que le corresponde y lo produjo. Por
lo tanto, se le entiende, Monnet (1999), como el producto de un proceso puesto en marcha para conseguir la apropiación
territorial por parte de cualquier grupo humano e incorporándole
distintas multiplicidades, ya sean políticas, económicas, sociales,
históricas o culturales. Esta territorialización, implica, Haesbaert
(ob.cit.), un vínculo entre sujeto,
comunidad o grupo social con su tierra; y como en todas las relaciones, es
dinámico y está en constante generación, regeneración, transformación y
desaparición. Por lo consiguiente, la
desterritorialización lleva en sí misma el germen de la reterritorialización,
tendencia a la recuperación y el fortalecimiento de las identidades y valores
territoriales locales; reterritorilizar, es cuando la persona recupera el
vínculo con su historia, usos y costumbres, sin importar el lugar que se
encuentre.
En este andar
también hay un posicionamiento en el ámbito del agenciamiento de Deleuze y
Guattari (2008), noción filosófica ligada a la pragmática, puede definirse como
la relación de cofuncionamiento entre elementos heterogéneos, que comparten un
territorio, al respecto pronuncia “...todo agenciamiento es en primer lugar
territorial” (p.108), tienen un devenir. Dado que el devenir es no paralelo, tampoco es signado
por la identificación; estos elementos que comparten una territorialidad
inicial, dado el devenir, procederán por desterritorialización hacia otros
agenciamientos o estratos cuyos
elementos tiene relaciones entre sí, según líneas de encuentro que en el
campo suscrito pueden verse como relaciones sociales. Desde esta perspectiva,
el agenciamiento es un modo de pensar desde las relaciones sociales de los
elementos, por ejemplo, personas, símbolos, que se encuentran, así en algún
sentido, se conecta este concepto con el de vínculo haciendo alusión a Spinoza
(2007), no somos entonces seres sino modos de ser. Ante lo cual Sabatini (2001)
expresa:
Todo agenciamiento es colectivo y pone en juego poblaciones,
multiplicidades, afectos, intensidades, territorios. Siempre hablamos,
accionamos y pensamos desde un agenciamiento, es la línea imperceptible que
atraviesa las ideas, los cuerpos, los elementos en juego, es el entremedio, que
sostiene todas las relaciones. (p.1)
Considerando que ser sensible a los signos de
nuestro tiempo y considerar el mundo como cosa a descifrar, es sin duda un don
preciado. Pero este don, expresa González de H. (2007), correría el riesgo de
quedar sepultado en nosotros mismos si no hiciéramos los encuentros necesarios,
por esta razón reencontrándome con la
filosofía de Deleuze y Guattari y sensibles a los procesos migratorios de una
Venezuela convulsionada y fragmentada, en un giro creativo e intelectual
distanciándome de lo insustancial que de
alguna manera arropa un fenómeno social de amplio impacto social, cultural,
económico, educativo y político,
me planteo como propósito general: Visionar
los procesos investigativos desde la óptica migratoria, la cual subsume en su
esencia las profundas nociones filosóficas de las deslocalizaciones de los
saberes; realidades plenas de agenciamientos y
desterritorilización-reterritorialización que las universidades han de considerar
en la gestión investigativa.
Este desafío consiste en la creación de un espacio
territorial del saber más amplio
donde tenga cabida la gestión del conocimiento en
redes de investigadores transdisciplinarios que gracias a sus agenciamientos,
modos de pensar distintos o cercanos, construyendo en colectivo, urdimbre
solidaria y responsable, otras miradas, otros territorios cognitivos-
simbólicos-emocionales, nuevos conocimientos transdisciplinarios y complejos
como repuesta a las demandas educativas de la sociedad postmoderna; en otras
palabras, impulsen desde sus investigaciones un devenir que confluya hacia nuevos agenciamientos
investigativos edificando un espacio abierto donde concurran distintas
posiciones epistemológicas y metodológicas, en tanto se integren en un territorio franco a la
transdisciplinariedad, la complementariedad de métodos-metodologías, para
abordar la complejidad de lo real en un intento, expresa Fernández (2007), de coligar “…visiones pluriparadigmáticas
para iluminar la complejidad de los fenómenos” (p.2), migrando a otros
escenarios donde la desterritorilización-reterritorialización de los
conocimientos fluyan en esa línea imaginaria del encuentro de Deleuze y
Guattari, reconfigurando nuevas maneras de hacer ciencia.
Coordenadas epistémicas.
Edificando el discurso que nos saca de nosotros mismos por la fuerza de lo
extraño, ayudándonos a convertirnos en seres nuevos (Rorty, 1995).
Agenciamiento
e Investigación
El agenciamiento
es como el contrapunto del concepto de estructura en psicoanálisis, en
antropología o lingüística estructural; relaciona elementos homogéneos
solidarios entre sí. Deleuze (2005) describe al agenciamiento como la unidad
real mínima de análisis. Y profundiza críticamente, haciendo alusión a Freud,
Lacan y Platón, que la unidad de análisis no es la palabra, ni el significante,
ni la idea, ni siquiera el concepto, expresa que un agenciamiento hace
funcionar a elementos heterogéneos entre sí. Ahora bien, cada elemento, o cada
ente, más que una entidad fija, es una multiplicidad, real o potencial.
Por tanto, un
agenciamiento relacionará términos que en sí, son cada uno multiplicidades. Y a
su vez, cada cual tendrá su devenir, que ocurre por la circulación de afectos
en el mismo. Es una multiplicidad que comporta muchos géneros heterogéneos y
que establece uniones, relaciones entre ellos. Lo importante no son las
filiaciones sino las alianzas y las aleaciones
Desde esta óptica
precisamos que las investigaciones con enfoques cuantitativos como cualitativos
son paradigmas con sus propios agenciamientos, solidarias si se encuentran en
el mismo territorio paradigmático, diferentes si se encuentran en paradigmas distintos.
En ambos casos, son procesos que intentan aprehender una realidad, que en el
caso referido de investigaciones sociales-humanas, es cambiante, movible,
holística y dinámica; cuya explicación-comprensión precisa de ambos paradigmas.
Multiplicidades y acontecimientos
Para el filósofo
Deleuze (ob.cit) las multiplicidades se definen por el afuera, por la
línea abstracta,
línea de fuga o de desterritorialización según la cual cambian de naturaleza al
conectarse con otras. La línea de fuga señala a la vez la realidad de un número
de dimensiones finitas que la multiplicidad ocupa efectivamente, es su
extensión rizomática; ello alude a una
realidad múltiple, diversa, aparente y transparente (más allá de toda
apariencia), de infinitas coordenadas territoriales de acontecimientos que como
las migraciones se desterritorializan-reterritorializan continuamente para
conformar un nuevo territorio, que en investigación sería un nuevo espacio óntico
que invoca epistemologías más profundas y diversas, que atienda a la naturaleza de los fenómenos y a sus
relaciones como un todo.
Este pensamiento
investigativo no niega ninguna de las dos tendencias paradigmáticas en las
cuales se ubica la investigación social; el enfoque cuantitativo, analítico,
empírico y el enfoque interpretativo, cualitativo o naturalista, lo que si se
plantea es que una sólo enfoque investigativo no es suficiente para aprehender
la multiplicidad de la realidad social. Se invoca un conocimiento rizomático,
que se subsuma en las grietas de lo desconocido y también arrope a lo conocido
para alcanzar una visión más amplia y más completa, nunca total, de la realidad
social.
Es bueno, recordar
que rizoma es un concepto filosófico
desarrollado por Gilles Deleuze y Félix Guattari en su proyecto Capitalismo y
Esquizofrenia. Es lo que Deleuze llama una imagen de pensamiento, basada en el rizoma de las plantas, tallo
subterráneo cuyas raíces crecen indefinidamente, que aprehende las
multiplicidades de una realidad dada. En la teoría filosófica de Deleuze y
Guattari (1985):
… un rizoma es un modelo descriptivo o
epistemológico en el que la organización de los elementos no sigue líneas de
subordinación jerárquica —con una base o raíz dando origen a múltiples ramas,
de acuerdo al conocido modelo del árbol de Porfirio—, sino que cualquier
elemento puede afectar o incidir en cualquier otro (p.13).
Los pensadores
incorporan a la filosofía un concepto biológico, específicamente de la
botánica, para significar que en la organización del conocimiento los
elementos, como ocurre con el rizoma de las plantas, carecen de un centro, así
cualquiera de ellos puede incidir en la concepción de otros elementos de la
estructura, sin importar su posición recíproca. El modelo rizomático lo ha
hecho de particular interés en la filosofía de la ciencia y de la sociedad, la
semiótica y la teoría de la comunicación contemporánea.
La noción adoptada
de la estructura de algunas plantas, cuyos brotes pueden ramificarse en
cualquier punto, así como engrosarse transformándose en un bulbo o tubérculo;
el rizoma de la botánica, que puede funcionar como raíz, tallo o rama sin importar
su posición en la figura de la planta, sirve para ejemplificar un sistema
cognoscitivo Deleuze y Guattari
(ob.cit.) “donde no hay puntos centrales, es decir, proposiciones o
afirmaciones más fundamentales que otras; que se ramifiquen según categorías o
procesos lógicos estrictos (p.35). De
este modo, la investigación social conforma un espacio cognoscitivo de amplio
espectro donde como el rizoma se nutre de los aportes de distintas ciencias, de
allí que es preciso concebirlo abierto a los diversos paradigmas, las visiones
aisladas, desarticuladas y excluyentes resultan incompletas e insuficientes para el
estudio de los actos humanos tan ricos, interconectados y permeables a los
cambios.
El acontecimiento
para los prenombrados filósofos Deleuze y Guattari (2006), está íntimamente
relacionado con el filosofar que entienden “como la creación de conceptos. El
acontecimiento es una entidad, una haecceidad” (p.266), es decir, un ser, un
pensamiento, la humanidad y/o el devenir dado su carácter indeterminado. La haecceidad está integrada por longitud
(movimientos y reposos, velocidades y lentitudes) y latitud (esencia de la
entidad), Spinoza, citado en González de H. (2009), a la longitud la llama
affectio (afeción) y a la latitud la llama affectus (afecto), significando que
la entidad sea cual fuere tiene movimientos y esencias, como las corrientes
migratorios están signadas por desterritorialización-reterritorialización
como manifestaciones oscilantes, en movimiento, de su esencia. Y es que la efectividad, aludida por Spinoza,
cumple una función primordial en la apropiación y producción de conocimientos,
mencionaba Rousseau (2005) “para nosotros existir es sentir; nuestra
sensibilidad es indisputablemente anterior a la inteligencia, antes de tener
ideas hemos tenido afectos” (p.220), Deleuze y Parnet (1997) en sus Diálogos exponen:
La haecceidad concierne tanto a una hora del día ("las cinco de la
tarde"), a un "grado de calor", a una "intensidad de
blanco", como a un animal, un sujeto, un cuerpo social, un concepto, un
cuadro, una obra, un estilo. En este contexto, un concepto constituye el
perímetro, la configuración, la constelación de un acontecimiento por venir, en
este orden de ideas, el concepto al caracterizarse por ser el movimiento del
pensamiento constituye también, un devenir (p.120).
Este movimiento del pensamiento en investigación es
un devenir, una haecceidad pues tiene como centro una misma esencia que para
unos es afecto, para otras ideas, conceptos, pensamientos o modos de aprehender
y producir conocimientos. En atención al
devenir, el Glosario de Filosofía (s/f) menciona:
Devenir es un término con el que se designa el proceso de ser, bajo el
que se incluyen todos los tipos de cambio, (movimiento, alteración, generación,
corrupción...) y que suele ir asociado a expresiones como "llegar a
ser". En general, y a partir de la filosofía griega clásica, el hablar del
ser como "devenir" marca la oposición a una concepción del ser como
algo estático, y se suele considerar las posturas defendidas por Heráclito y
Parménides como representativas de una y otra posición, respectivamente. Se ha
entendido, pues, que el "devenir" sea oponía al "ser", en
el sentido de que el proceso de ser, o de "llegar a ser" algo, se opone
a la inmovilidad del ser. La afirmación del devenir, del ser como proceso, se
identifica con una concepción dinámica de la realidad, de la que suele
considerarse a Heráclito de Éfeso como su más representativo defensor.
Se evidencia que desde mucho antes los filósofos
como Heráclito habían descrito la realidad en su apariencia y transparencia,
mientras que Hegel (1993) desarrolló esta noción, pero en su condición de
idealista, entendía el devenir de una manera especulativa, abstracta, como el
devenir de las ideas y no de la naturaleza, de la materia; no es de extrañarse entonces, que la dinámica
de un fenómeno social invite a
estudiarse desde distintas aristas, consideradas como complementarias; donde el
monopolio de una de ellas debe incitar al recelo por cuanto sería una visión sesgada,
cuando el devenir está enlazado
orgánicamente con la concepción del mundo dialéctico; se asienta en el enfoque de cualquier cosa o
fenómeno como unidad de los contrarios (el ser y el no ser) que en
investigación, se integran reconociendo la complejidad de la realidad que
ante tal infinitud de acontecimientos se
impone por una parte una visión transdisciplinaria y por la otra
investigaciones que desde esta transdisciplinariedad den repuestas a las
exigencias de la sociedad.
Sobre el primer aspecto, Fernández (ob.cit.) apunta
que la complejidad reportada desde la física hasta la
biología molecular implica reconocer definitivamente que no hay franjas
aisladas en el universo; luego, el conocimiento no debe fragmentarse en
parcelas, áreas o disciplinas incomunicadas. Es preciso un pensamiento abierto
está llamado a recuperar el carácter rizomático del conocimiento, es una nueva
mirada para visitar los saberes, sin fronteras, sin linderos, saberes abiertos,
amplios ventanales para la comunicación, la hipercomunicación y la
transversalidad en el rico y plural paisaje del conocimiento. Lo
transdisciplinario es esencialmente encarar las realidades o los fenómenos del
universo sin divisiones y sin viejos prejuicios, navegar entre los saberes sin
estacionarse en uno u otro y trazando líneas de comunicación entre la física,
la historia, la biología, la literatura, la poesía y las matemáticas, cualquier
otra disciplina que pueda convocar al entendimiento, espacios abiertos para la
investigación.
Por esta razón se puede afirmar que ante la pluralidad de concepciones y
vertientes epistemológicas constituyentes de los paradigmas positivista,
postpositivista, interpretativo y sociocrítico, cuyas premisas en un momento
histórico se han erigido como criterios
de verdad, la transdisciplinariedad, herramienta del pensamiento complejo,
posibilita el amplio abordaje de la compleja realidad social.
Se hace cada vez más patente que ninguna corriente
del pensamiento, puede reclamar la posesión absoluta del sentido investigativo,
ningún paradigma tiene base para ser proclamado como el paradigma por excelencia para abordar las infinitas tareas de la
complejidad de lo real. Por el contrario, el talante epistemológico que parece
imponerse es el de haecceidad, entendida como devenir donde los principios de complementariedad mediante
visiones pluriparadigmáticas son aperturas rizomáticas, agenciamientos que
relacionan perspectivas, con sus afectos y efectos, géneros que a primera vista parecen heterogéneos y desde lo subsumido es posible
establecer uniones, relaciones, alianzas
y quizás aleaciones, avivando la
desterritorialización-reterritorialización de saberes, líneas de fuga del pensamiento-conocimiento
que al conectarse con otras dan como resultante la creación de nuevos
conceptos, acontecimientos, devenires, vías de acceso para iluminar la
complejidad de los fenómenos.
El Método. Sinergia de la razón y lo sensible. (Mafessoli, 1997)
La riqueza de la realidad donde se mezclan, se
rizomatizan, lo lógico y lo paralógico, racional e
irracional, azar - necesario, lineal - l no-lineal, el orden y desorden, la certidumbre
- incertidumbre, en relaciones abiertas, complejas y de complementariedad
invita a mirar con desconfianza los viejos esquemas unidimensionales,
reduccionistas y mutilantes de la investigación y a sopesar la tarea desgarrada, plena de incomprensiones
y desamores por aquello que Miguel
Martínez llama el atrevimiento de la ignorancia; de asumir con voluntad creadora, fecunda, de arrojo epistemológico, que
implica el acto de producción de conocimiento desde lo racional y lo intuitivo
como esferas complementarias.
En éstas el lenguaje atraviesa las redes semióticas
y reclaman su espacio en un paradigma cognitivo de lo transcomplejo desde el
cual el investigador establece solidaridades, agenciamientos deleuzianos entre
paradigmas, desterritorializando los saberes y congeniando en un terreno común
las migraciones cognitivas, multiplicidades, que conducen al sujeto a la
creación de acontecimientos, de haecceidades, devenires transgresores de
fronteras entre disciplinas convirtiéndose en equipaje para estudiar los
fenómenos desde perspectivas múltiples reconociendo la acción simultánea de
varios niveles de la realidad.
Con este andamiaje
que Deleuze y Guattari proporcionan, la
intención fenomenológica se centró en la interpretación de sus relatos
filosóficos de acuerdo con lo vivido y experimentado por ellos, por lo menos se
trató de hacerlo; en consecuencia, desde un punto de vista ontológico, no se
concibe una realidad única y estable, sino multiplicidades desde las cuales se
llega, un llegar no definitivo, a la creación de conocimientos destinados a
ampliar el espectro investigativo, en otro términos, conducen a mirar desde el
arcoíris de los paradigmas las realidades dinámicas, cambiantes,
interrelacionadas e interdependientes construidas por el hombre.
El episteme hermenéutico requirió la adopción de una postura metodológica de naturaleza dialógica, en la que los verdaderos datos estuvieron representados por los relatos intersubjetivos que establecí con los filósofos para edificar un terreno común donde la filosofía de la desterritorilización y el agenciamiento fueron la plataforma epistémica para interpretar los procesos investigativos transcomplejos necesarios y urgentes en una sociedad postmoderna colmada de impredecibilidad, incertezas, liquidez y también, ¡aleluya!, de aperturas epistemológicas en lo que respecta a la investigación.
Nota finales sobre la investigación universitaria
en la postmodernidad
La investigación
en la universidad de la sociedad postmoderna invoca a la desterritorilización
y el agenciamiento de los
conocimientos, es éste un exhorto polifónico que tiene su acento en la raíz de
la palabra agenciamiento, derivada del verbo latino ago, agis, agere,
que significa hacer, actuar. El agenciamiento se traduce en la capacidad del
sujeto para generar espacios críticos no hegemónicos de enunciación del yo
investigativo, en y desde lo colectivo implicado en el hacer universitario,
para contrarrestar las lógicas de control que se le imponen.
De este modo, el agenciamiento desafía la
hegemonía de lo normativo, homogéneo y fijo para hacer funcionar distintos
nodos/agentes que se relacionen entre sí y hacia afuera, líneas de fuga
territoriales que en Deleuze y Guattari
(ob.cit.) conducen a la desterritorialización –retorritorialización,
movimientos pendulares, devenires que conectan las prácticas humanas,
concretándose en acciones que intentan alterar el funcionamiento ordinario del
sistema investigativo.
El campo social en cual se inserta la
universidad es un espacio de agenciamiento que comporta componentes
heterogéneos de orden biológico, social, tecnológico, gnoseológico e imaginario
de múltiples rizomas que la investigación descifra, aunque sea en parte, para
producir conocimientos, devenires, y proponer alternativas a las demandadas
generadas por sus integrantes, internas,
y su entorno (externas).
El devenir, es una
de las posibilidades más fructíferas del agenciamiento, la multiplicidad de que se parte al momento
del encuentro entre términos heterogéneos, con el efecto de multiplicación, gracias a las líneas de desterritorialización del
agenciamiento (Si bien el agenciamiento parte de ser territorial, la riqueza
del mismo estriba en la desterritorialización en que deviene, en las
migraciones que se posibilitan desde su seno) convierten a la investigación en
un espacio de encuentro para las distintas líneas de fuga epistemológicas ante
la cual la universidad postmoderna tiene la oportunidad para conciliar
dispositivos colaborativos
entre los distintos paradigmas de investigación
concretándolos en acciones de
agenciamiento de conocimientos devenidos de la desterritorilización de los
distintos campos paradigmáticos.
En la universidad, la desterritorilización y
el agenciamiento de los
conocimientos se convierte en una invocación
urgente a fin de transformar la investigación en un nuevo territorio de
migraciones de saberes hacia su transcomplejidad que comporta nuevas líneas de potencialidad investigativa donde la
multiplicidad de campos heterogéneos, de paradigmas, métodos y procedimientos se encuentran y multiplican gracias a las líneas de
desterritorialización del agenciamiento cognitivo-intuitivo de quienes
investigan, es necesario recordar que si bien el agenciamiento parte de ser
territorial, la riqueza del mismo estriba en la desterritorialización en que se
transforma, producto de las migraciones
que ocurren desde su seno, para bien de la universidad y de quienes aman
la investigación como territorio de
encuentro, transformaciones, en devenir…
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