https://doi.org/10.35381/e.k.v7i13.3206

 

Inclusión y el mejoramiento del espacio educativo en el aula

 

Inclusion and the improvement of the educational space in the classroom

 

 

 

 

Jacqueline Janeth Jumbo-Jumbo

jjjumboj@ucvvirtual.edu.pe

Universidad César Vallejo, Piura, Piura

Perú

https://orcid.org/0000-0002-5870-3206

 

 

 

 

 

 

Recibido: 10 de septiembre 2023

Revisado: 15 de noviembre 2023

Aprobado: 15 de diciembre 2023

Publicado: 01 de enero 2024

 

 

 

 


 

RESUMEN

El propósito de este estudio se enfocó en reflexionar sobre la inclusión y el mejoramiento del espacio educativo en el aula. Metodológicamente, se llevó a cabo bajo un enfoque cuantitativo de tipo descriptivo y se aplicó una encuesta complementada con la observación, a fin detallar las vivencias de los estudiantes en sus aulas de clase. La muestra estuvo conformada por 20 docentes y 50 estudiantes de primaria pertenecientes a diversas escuelas. De los resultados derivaron aspectos como: la promoción de la igualdad desde la infancia, la educación como pilar del desarrollo humano, la educación inclusiva y social y la inclusión como sinónimo de calidad. A manera de conclusión, se reconoció la importancia de abrazar la diversidad en el aula como un activo enriquecedor para el aprendizaje y el desarrollo.

 

Descriptores: Inclusión; espacio educativo; educación primaria. (Tesauro UNESCO).

 

 

 

ABSTRACT

The purpose of this study focused on reflecting about the inclusion and the improvement of the educational space in the classroom. Methodologically, it was carried out under a descriptive quantitative approach and a survey was applied complemented with observation, in order to detail the experiences of students in their classrooms. The sample consisted of 20 teachers and 50 elementary school students from different schools. From the results, aspects such as the promotion of equality from childhood, education as a pillar of human development, inclusive and social education, and inclusion as a synonym of quality were derived. In conclusion, the importance of embracing diversity in the classroom as an enriching asset for learning and development was recognized.

 

Descriptores: Inclusion; educational space; primary education. (UNESCO Thesaurus).

 

 

 

 

 

 

 

 


INTRODUCCIÓN   

La promoción de la inclusión y la mejora del espacio educativo en el aula son imperativos cruciales en la construcción de un entorno de aprendizaje para la igualdad, el enriquecimiento y la estimulación de todos los estudiantes. Para Fonseca et al. (2020) “la educación inclusiva contribuye a la formación integral del estudiante, desde la perspectiva de la individualidad y el aprendizaje personalizado, pero interactuando con los demás” (p. 25). También para Herrera et al. (2018) “la educación inclusiva se considera una condición indispensable para lograr un sistema educativo de calidad” (p. 33). Asimismo, Castillo (2015) complementa lo siguiente:

 

…Referenciar educación inclusiva es hablar de inclusión como un quehacer que se viene gestando, mediante esfuerzos múltiples, en diversos escenarios sociales desde hace varias décadas con el propósito de hacer realidad la inserción activa y participativa de los diferentes sujetos en los procesos de desarrollo. (p. 2)

 

Considerando estas premisas, la diversidad presente en las aulas contemporáneas demanda una respuesta educativa que reconozca y celebre las diferencias individuales, ya sea en términos de antecedentes culturales, habilidades, estilos de aprendizaje o necesidades especiales. Blanco (2006) expresa que “América Latina se caracteriza por tener sociedades muy desintegradas y fragmentadas debido a la persistencia de la pobreza y a la gran desigualdad en la distribución de los ingresos, lo cual genera altos índices de exclusión” (p. 2). Por este motivo, este enfoque inclusivo no solo abarca la adaptación del currículo para abordar la diversidad de experiencias y perspectivas, sino que también se extiende a la creación de un ambiente físico accesible que garantice la participación de todos los estudiantes. Arias (2018) propone lo siguiente: 

 

 

 

Los ambientes escolares que generan aprendizaje, facilitan canales de comunicación bidireccional donde los estudiantes no son los únicos receptores, el maestro escucha y toma en consideración las sugerencias de sus estudiantes, a la vez que estos escuchan las anotaciones y percepciones de los demás integrantes de los grupos (p. 89).

 

Por tanto, el aula de clase debe constituir un espacio inherente a un proceso colaborativo, en el cual todas las voces deben ser escuchadas y tomadas en cuenta, a fin de apreciar cada opinión sin importar etnia, color de piel, posición social, u otros. A este respeto, cabe citar a Aguinaga et al. (2016), quienes, al definir el trabajo cooperativo, consideran que se puede concebir como una alternativa adecuada en el acontecer formativo de los aprendices:

 

El trabajo cooperativo es una estrategia promotora de valores humanos, culturales y sociales que se integra en el mismo objetivo de la comunidad educativa, la unidad de acción, la coherencia en las actividades, las relaciones humanas y el clima institucional favorable para garantizar la gestión del aprendizaje. (p. 16)

 

Desde esta perspectiva, la adaptabilidad y flexibilidad son esenciales en la promoción de la inclusión, ya que los educadores buscan personalizar el aprendizaje para satisfacer las necesidades individuales. La formación continua para los docentes emerge como un componente esencial en este proceso, ya que los capacita para implementar prácticas pedagógicas inclusivas y abordar de manera efectiva las necesidades variadas de los estudiantes. Según Hidalgo y García (2011) “el docente representa un factor clave en la consideración de los aspectos estratégicos para la formación integral del joven” (p. 162). Por ello, la comunicación debe ser asertiva dentro de un entorno armónico en el que los estudiantes sientan confianza para participar activamente en todas las tareas asignadas.

Por consiguiente, desde la disposición del mobiliario hasta la utilización de recursos tecnológicos, cada aspecto del ambiente educativo debe estar diseñado de manera que proporcione igualdad de oportunidades para el éxito académico.

Navarro (2015) considera que “aunque los recursos humanos y materiales siguen considerándose claves para el desarrollo de la inclusión educativa, el compromiso del profesorado con la inclusión es fundamental y prioritario, en algunos casos por encima de los recursos” (p. 53). Por ende, la comunicación efectiva del educador, la valoración de las diversas perspectivas y la creación de una comunidad en la que cada estudiante sea tomado en cuenta, contribuyen a la formación de un aula inclusiva. De este modo, los programas curriculares deben incluir dentro de sus concepciones parámetros sustentados en la inclusión, la justicia social y la igualdad de oportunidades que realmente se apliquen en los contextos escolares. En este particular, Narodowski (2008) declara lo siguiente:

 

En cuanto a la producción histórica de la igualdad, tiene que ver con que los efectos sociales del currículum se analicen como las condiciones de producción de más o de menos igualdad a lo largo del tiempo, y no en base a cuadros congelados, fuera de contexto (p. 24).

 

De esta manera, reflexionando sobre los espacios donde se precise más o menos equidad, todo debe seguir una misma línea, es decir, la búsqueda de la inclusión y el respeto por el otro. La adaptación del currículo para reflejar la riqueza de las culturas, la diversidad lingüística y las diversas formas de aprendizaje es un primer paso crucial. En correspondencia, Navarro (2017) declara lo siguiente “la respuesta educativa a la diversidad es un reto para los centros y para la comunidad educativa que tiene que contemplarse en los proyectos institucionales y en las prácticas educativas inclusivas” (p. 125). Reto que no es imposible superar si existe la unión de todos los integrantes de las escuelas, incluyendo la familia. Esta aseveración es cónsona con lo expuesto por San Martín et al. (2020) al afirmar que:

 

 

 

 

En el plano de comunidades escolares, el énfasis está en las personas, puntualizando en distintos miembros de las comunidades educativas, como la familia, los estudiantes, entre otros. Se subraya el rol docente y su desarrollo profesional, pues son relevantes los conocimientos específicos que permiten, por ejemplo, compartir el trabajo de un modo colaborativo (p. 206).

 

Por su parte, Solórzano (2012) también argumenta que “conseguir una efectiva accesibilidad escolar es responsabilidad ineludible del centro escolar y de su organización interna, por ejemplo, la junta de padres y madres” (p. 90). Mediante esta unión, es posible dar respuestas a muchas situaciones que ocurren a diario en las escuelas con respecto a la exclusión y la inequidad, ya que muchos de los padres de familia pueden ser especialistas en orientación u otras áreas que coadyuven en el mejoramiento de las relaciones entre los aprendices. Soto (2003) expresa que:

 

No se puede hablar de inclusión en tanto no se haya realizado un análisis y discusión de los diferentes procesos en que se ha enmarcado la experiencia educativa de las personas con necesidades educativas especiales; así como los procesos de formación de los docentes y otros profesionales relacionados con estas personas (p. 2).

 

Quizá lo antes dicho, puede ser percibido como una tarea difícil de lograr, por cuanto no todos los padres colaboran ya sea por cuestiones personales o laborales; sin embargo, la idea no es desmayar sino continuar la lucha por alcanzar la inclusión educativa. En este marco, Valdés et al. (2019) exponen que “en este desafío, la educación inclusiva asoma como la opción más auténtica para minimizar barreras y reducir la exclusión del sistema educativo” (p. 190). De igual manera, Valdés et al. (2020) agregan que la generación de una educación inclusiva “…implica necesariamente una acción conjunta, un cuestionamiento a las políticas neoliberales y la idea de que la inclusión no se juega solo en la escuela, sino que es a través de ella y en sincronía con otras medidas sociales” (p. 2).

La colaboración entre la escuela, los padres y la comunidad desempeña un papel integral, fortaleciendo el apoyo y la comprensión mutua en beneficio del estudiante. Además, los programas de orientación dirigidos a los estudiantes pueden fomentar relaciones positivas y apoyo mutuo, creando un tejido social en el aula que trasciende las diferencias individuales.

En última instancia, la promoción de la tolerancia, el respeto y la valoración de la diversidad se erige como el cimiento sobre el cual se construye un espacio educativo que nutre el crecimiento integral de cada estudiante. A través de la implementación de estrategias inclusivas, los educadores pueden cultivar un entorno educativo que no solo prepara a los estudiantes para el éxito académico, sino también para promover la ciudadanía global, la empatía y la comprensión mutua en el complejo tapiz de la sociedad contemporánea.

La construcción de un entorno educativo inclusivo y enriquecedor implica una comprensión profunda de la diversidad presente en las aulas modernas. Cada estudiante trae consigo una serie única de experiencias, habilidades y perspectivas, y es esencial que el sistema educativo responda de manera proactiva a estas diferencias.

El entorno físico del aula desempeña un papel vital en la promoción de la inclusión. Desde la organización del mobiliario hasta la implementación de las tecnologías, cada detalle contribuye a la creación de un espacio que acoge a todos los estudiantes. La accesibilidad a las herramientas digitales no se limita a la eliminación de barreras físicas, sino por el contrario, se extiende a la garantía de proveer los recursos necesarios en formatos que sean accesibles para todos, incluidos aquellos con discapacidades.

La personalización del aprendizaje es un enfoque esencial en la creación de un ambiente educativo inclusivo. Los educadores deben ser capaces de adaptar sus métodos de enseñanza para satisfacer las necesidades individuales, proporcionando apoyo adicional a aquellos que lo requieran y desafiando a aquellos que buscan un estímulo más avanzado. La implementación de estrategias diversas permite que cada estudiante alcance su máximo potencial.

La comunicación efectiva es un componente clave en la construcción de una comunidad inclusiva. Fomentar un ambiente en el que se valoren las diversas perspectivas y opiniones, contribuye a un diálogo enriquecedor que va más allá de las fronteras de las diferencias individuales. La empatía y la comprensión mutua se pueden convertir en pilares fundamentales para el desarrollo de una cohesión social positiva en el aula.

Por todo lo antes dicho, emergió el presente estudio en el cual se planteó como objetivo general reflexionar sobre la inclusión y el mejoramiento del espacio educativo en el aula, a fin de profundizar en este tema tan relevante hoy en día en todos los contextos escolares.

 

MÉTODO

El estudio se llevó a cabo considerando un enfoque cuantitativo de tipo descriptivo. Para su ejecución, se aplicó una encuesta, la cual fue acompañada por la observación, en función de indagar acerca de las vivencias de los estudiantes en sus aulas de clase en relación con temas como la inclusión, la igualdad y la calidad educativa. La muestra estuvo conformada por 20 docentes y 50 estudiantes de diversas escuelas, a quienes se seleccionó atendiendo al siguiente criterio primordial: docentes y estudiantes de primaria pertenecientes a aulas donde se ha evidenciado bullying o exclusión. Por consiguiente, mediante la observación de las estrategias empleadas por los docentes en encuentros o actividades extracurriculares, se procedió al análisis de los datos presentados en el siguiente apartado mediante una tabla y figuras.

 

 

 

 

RESULTADOS

La implementación exitosa de la inclusión y la mejora del espacio educativo en el aula requirió de una metodología cuidadosa y reflexiva. Dicha reflexión se llevó a cabo en relación con los siguientes aspectos: promoción de la igualdad desde la infancia, la educación como pilar del desarrollo humano, la educación inclusiva y social, la igualdad de oportunidades y la inclusión como sinónimo de calidad, los cuales se presentan a continuación en una tabla y 4 figuras.

 

Tabla 1.

Promoción de la igualdad desde la infancia.

 

Promoción de la igualdad desde la infancia

 

Atractiva

Poco Atractiva

Juegos de competencia grupal

40

10

Actividades individuales

30

20

Resolución grupal de problemas

20

30

Actividades para el fomento de valores

25

25

 

Elaboración: Los autores.

 

La tabla 1 especifica la cantidad de estudiantes que mostraron interés hacia la participación en cada una de las actividades detalladas. En primera instancia, se precisa el juego de competencias, el cual fue atractivo para 40 de los niños de primaria, mientras que para 10 de ellos no; en cuanto a las actividades individuales, 30 de ellos se sintieron atraídos por dicha actividad, pero 20 no; por otro lado, en relación con la resolución grupal de problemas, 20 de ellos la consideró atractiva mientras que 30 no. Por último, con respecto a las actividades para el fomento de valores, se pudo constatar que 25 de ellos sintieron interés hacia participar en ellas y 25 no. Este resultado permite afirmar que es importante continuar fomentando tareas desde la niñez en pro de la promoción de la inclusión, debido a que aún existen niños a quienes les cuesta socializar e integrarse por razones diversas en las que repercute su crianza o quizás problemas en el hogar. Esta aseveración concuerda con Blanco (2006) al expresar que “las bases de una mayor igualdad se sientan en la primera infancia” (p. 2).

 

 

Figura 1. Educación como pilar del desarrollo humano.

Elaboración: Los autores.

 

La figura 1 especifica la opinión docente con respecto a la educación como pilar del desarrollo humano. Como se puede evidenciar las opiniones están divididas, 50% expresó que sí es efectiva como pilar para la formación humana y 50% consideró que no lo es. Quienes opinaron que no expusieron que debido a las debilidades que el contexto educativo aún está por superar, la educación está en pañales.

No obstante, quienes opinaron que sí es efectiva, defendieron la tesis sustentada en el enfoque formativo- integral del crecimiento humano. Este último argumento coincide con Castillo (2015) al declarar que “históricamente la educación ha sido un factor esencial y un pilar fundamental en el desarrollo humano, una herramienta poderosa en la construcción de las sociedades y una forma de perpetuarla” (p. 2).

 

Figura 2. Educación inclusiva y social.

Elaboración: Los autores.

 

La figura 2 indica la opinión docente en relación con la educación inclusiva y social. En este particular, 60% expresó que sí ha sido efectiva la inclusión y 40% expresó que no lo ha sido. La mayoría de los docentes opinó que se están haciendo esfuerzos apropiados por luchar por la inclusión escolar, lo cual es positivo para el avance social, ya que se integran la familia y la comunidad a la escuela.

Desde esta visión, cabe citar a Fonseca et al. (2020) quienes exponen que la educación inclusiva “…supone de la colaboración de toda la sociedad: padres de familia, docentes, personal especializado y estudiantes; todos deben aunar esfuerzos para que cada niño, niña, adoles­cente o joven tenga la respuesta educativa que necesita”. (p. 25)

 

Figura 3. Igualdad de oportunidades.

Elaboración: Los autores.

 

La figura 3 señala la percepción docente en relación con la igualdad de oportunidades. En este marco, 60% expresó que sí ha sido efectiva la igualdad y 40% expresó que no lo ha sido. Se mantiene la mayoría de la figura anterior, puesto que los docentes opinaron que se está trabajando en función de inculcar los valores para la optimización de las relaciones interpersonales en pro de la equidad, la paz y la justicia social.

Al respecto, Herrera et al. (2018) expresan que la educación inclusiva “se asocia a la capacidad de ofrecer las mismas oportunidades de formación y desarrollo a todo el alumnado, a partir de los principios de equidad e igualdad” (p. 33).

 

Figura 4. Inclusión sinónimo de calidad.

Elaboración: Los autores.

 

La figura 4 muestra la visión docente en cuanto a la inclusión como sinónimo de calidad. Tal como se puede observar el 100% de los docentes entrevistados concuerdan en el hecho de considerar la inclusión para el alcance de la calidad educativa. Este acuerdo se corresponde con la apreciación de Narodowski (2008) quien afirma lo siguiente: “se dice que no hay calidad sin inclusión, pues una educación que no es para todos no puede llamarse de calidad. Ambos términos son antológicamente dependientes” (p. 24).

Vale decir que, si todas las instituciones educativas se orientaran por la metodología de la inclusión desde la niñez, las instituciones educativas podrían avanzar hacia la creación de un entorno educativo que no solo aborde la diversidad, sino también la celebre y la utilice como un recurso enriquecedor para el aprendizaje de todos los estudiantes. La flexibilidad y el compromiso continuo son clave para el éxito de este enfoque inclusivo.

 

 

DISCUSIÓN

Inculcar la inclusión desde la infancia es un factor imperante, por ende, todas las instituciones educativas deben unirse para aplicar estrategias que fomenten la aceptación del otro desde las bases formativas tal como lo constituye el nivel de primaria, donde los niños van comprendiendo la importancia de la integración, el respeto y la equidad. Por ello, este estudio se centró en dicho nivel educativo, a objeto de promover la inclusión en los espacios escolares desde la etapa de la niñez.

Para lograr lo anterior, la formación continua de los docentes es esencial, por cuanto esta permite equiparlos con las habilidades y conocimientos necesarios para abordar la diversidad en el aula. Los educadores deben estar preparados para reconocer y atender las necesidades variadas de los estudiantes, adaptando sus enfoques pedagógicos a cada particularidad.  

Para tal fin, la colaboración con especialistas en educación inclusiva y la participación en programas de desarrollo profesional pueden fortalecer la capacidad de los docentes para crear un ambiente educativo verdaderamente inclusivo. Asimismo, la colaboración con los padres y la comunidad amplía el alcance de la inclusión más allá de las paredes del aula. La participación de los padres en el proceso educativo, junto con el apoyo de la comunidad, crean una red de apoyo integral para los estudiantes. Este alcance favorece tanto el desarrollo académico como el bienestar general de los estudiantes.

Las actividades para la resolución de problemas entre estudiantes son una estrategia efectiva para fomentar relaciones positivas y el apoyo mutuo. Al integrar a los estudiantes más experimentados con aquellos que pueden necesitar orientación adicional, se construye un sentido de comunidad y solidaridad en el aula. Esta conexión entre pares puede ser efectiva para aquellos que enfrentan desafíos únicos en su acontecer educativo.

Por último, cabe acotar que la creación de un entorno educativo inclusivo y enriquecedor va más allá de preparar a los estudiantes para el éxito académico. Se trata de formar ciudadanos globales que comprendan y aprecien la diversidad en la sociedad. Al promover la tolerancia, el respeto y la valoración de las diferencias, los educadores contribuyen al desarrollo integral de individuos capaces de contribuir positivamente a un mundo cada vez más interconectado y diverso. La inclusión, por lo tanto, se convierte en un faro que guía el camino hacia una sociedad más equitativa y comprensiva.

 

CONCLUSIONES

Para concluir, es de suma importancia resaltar que la inclusión escolar no es un destino final, sino un viaje en constante evolución hacia un entorno educativo más equitativo y enriquecedor; es por ello que los esfuerzos que se están sumando en todas las instituciones educativas constituyen un elemento clave para la equidad y el progreso social.

En resumen, la implementación exitosa de prácticas inclusivas requiere un enfoque holístico que aborde tanto los aspectos del aula como la colaboración con los padres y la comunidad. La reflexión continua, la promoción de los valores, la adaptación estratégica y la participación activa de todos los interesados son esenciales para lograr un entorno educativo verdaderamente inclusivo y enriquecedor.

La participación activa de todos los interesados, incluidos estudiantes, docentes, padres y la comunidad, es fundamental para el éxito de las prácticas inclusivas.

El estudio destacó la importancia de construir un entorno educativo para el fomento de la diversidad y la promoción de diversas prácticas inclusivas en pro del mejoramiento de los espacios escolares. Además, se recalcó la relevancia de abarcar la diversidad en el aula como una acción enriquecedora para el aprendizaje y el desarrollo. Aunque se han logrado avances significativos, la mejora continua, aunada a la planificación curricular y estratégica seguirán siendo esenciales para mantener un entorno educativo en constante evolución que refleje los principios de la inclusión y el respeto mutuo.

 

FINANCIAMIENTO

No monetario.

 

AGRADECIMIENTOS

A los docentes y estudiantes que fueron parte importante en el desarrollo del presente trabajo.

 

REFERENCIAS CONSULTADAS

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